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Solo y perdido, Lutxo, ¿quién no lo está? O sola y perdida, claro. Todas y todos lo estamos, en el fondo. Y no aceptarlo cabalmente puede traer problemas de índole diversa. No obstante, esa es la parte buena. Porque luego, por el otro lado, claro, ... están los convencionalismos, la familia, la tradición, los compromisos tribales, los agravios históricos y todo lo demás. Y todo eso, mezclado y bien aderezado, ya sabemos cómo es y cómo cae en el estómago, no hace falta decirlo. Pero sí, en el fondo, todos estamos perdidos. Ahora bien, unos más que otros. Y después, Feijóo, Lutxo, le digo, en la terraza del Torino, a eso de las doce. Y ya la tenemos montada otra vez con el tema de la judicatura y la justicia, por no hablar de la jurisprudencia. No hay manera de librarse del tema. Todo el mundo hablando de los jueces y Feijóo: ¡Más madera!

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