El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

A veces tienes la sensación de que todo es un maldito desastre sin remedio, lo sé. No obstante, eso no impide que todo te vaya más o menos bien, en otro sentido. Por ejemplo, te ha dejado de doler la tripa, tienes la tarde libre ... y te vas a poner a ver una peli de terror mientras comes palomitas bañadas en miel: la vida es bella. O sea, por una parte, todo se hunde y la civilización occidental está en las últimas. Pero, por otra, tú no te encuentras mal. Vas a un bar, pides pollo con patatas y está bueno. La vida te sonríe, en los pequeños detalles. Por eso son tan importantes los pequeños detalles. Porque, a veces, te sonríen. Ya que los grandes detalles y las cosas importantes no lo hacen nunca. Hay quien se preocupa mucho por las grandes ideas importantes y se olvida de disfrutar de los pequeños detalles. Y es una pena, claro. Las ideas importantes están muy bien de vez en cuando, en los discursos de los jefes. Pero lo verdaderamente importante de la vida son, ya sabes, esas cositas. Uno te pone una galletita especial con el café. Otra te dice que no te queda mal esa chaqueta. Otra, que le ha gustado mucho tu novelita. Los pequeños detalles hacen que te olvides del apocalipsis. De hecho, no es que te olvides, eso es imposible. Pero lo bueno es que, mirándolo desde la perspectiva de los pequeños detalles, piensas que incluso podría estar bien asistir al apocalipsis. Aunque solo sea por ver el espectáculo. De hecho, los grandes multimillonarios norteamericanos llevan ya un tiempo construyendo búnkeres de lujo con pantallas gigantes para disfrutar de la llegada del fin desde el jacuzzi y con un gintónic. Por algo será, ¿no?, digo yo.

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