

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Que la divagación fantasmagórica imperante, también denominada Fantasmagoría Divagadora Contemporánea, represente, hasta la fecha, el punto de alucinación más elevado alcanzado por la mente colectiva ... en toda la historia, no es óbice, espero, en serio te lo digo, para que, precisamente ahora y en determinados asuntos de intendencia diaria que nos afectan a todos como conjunto, nos esforcemos en intentar ser sensatos a la manera pragmática clásica y aplicar un poco del sentido común elemental. Si no es mucho pedir. No lo sé. No sé hasta qué punto sonará estúpido lo que voy a decir, pero yo siempre he creído en esa sensatez básica de la especie humana. No me queda otro remedio que creer en ella, porque, si no estuviera ahí (en el horno inconsciente o donde esté), nos podríamos haber extinguido ya en algunas ocasiones.
De un tiempo a esta parte, me da por ponerme optimista. Y no sé si me gusta. Supongo que será por llevar la contraria, Lutxo. Pero yo mismo estoy sorprendido, créeme. Porque claro, ves que últimamente todo el mundo está tan pesimista que te dan ganas de levantarles la moral, Lutxo, viejo gnomo. Es una cuestión de dinámica de fluidos. Si los optimistas se deprimen, tú te tienes que venir arriba, supongo.
En fin, estamos ahí, un día más, Lucho y yo, en la terraza del Torino, viendo pasar la vida a ras de suelo, hablando de esto y de lo otro, y me suelta: Pero todo tendrá un final. Qué tío. Eso dice. Y lo dice como si le faltara el aliento. Con amargura. Es un cenutrio típico pero además últimamente está un poco deprimido. Ignoro el porqué. Aunque los motivos no escasean, desde luego. Lo malo es que yo tiendo a intentar levantarle el ánimo de un modo natural. Que puede que no sea bueno para mí, pero bueno.
Llega la primavera y tu alter ego oponente se pone pesimista. ¿Qué haces? Intentas ayudarle, ¿no? Así que le digo: Es cierto eso de que todo tendrá un final y de que nada tiene sentido, y es cierto que la geopolítica se está recolocando a base de codazos y empujones, y que el gasto en armamento ha crecido una barbaridad en los últimos meses, pero lo importante, Lutxo, viejo gnomo, es el sentido común que nos asiste todavía. Tienes que confiar en el sentido común de la especie. Hasta ahora, el sentido común de la especie humana nunca nos ha abandonado. El sentido común nos salvará. Impedirá que nos arrojemos por el precipicio. Estoy seguro, le digo. Aunque, por otro lado, también tengo la sospecha de que, cuanto más hablo de este engorroso asunto, sueno menos convincente. No sé. Confieso que desde hace unos días ando un poco confuso al respecto.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
El ciclista vasco atropellado en Alicante murió tras caer varios metros al vacío
Alejandro Hernández y Miguel Villameriel
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.