Las pulgas de África

En las próximas semanas, cuando aparezca un caso de esa viruela aquí y otro allá, las autoridades nos informarán de que el riesgo de contagio es mínimo para el ciudadano, pero lo que sucede es que tras la pandemia ya tenemos encendida en el cerebro una bombillita de incertidumbre. Los laboratorios empiezan a frotarse las manos, pues sabemos que los virus no respetan las fronteras y que el mundo rico ya no se vacuna de viruela. La geoestrategia del azar nos recuerda que África es un continente olvidado, un granero de infortunio, un solar para nuestros desechos y que de vez en cuando se agita y expulsa de su piel alguna de las pulgas que lo habitan. No sé lo que harán nuestras lúcidas autoridades, pero lo lógico sería intervenir allí donde es urgente. Ninguno de nosotros protestará por una campaña de vacunación en África.