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Leo en los periódicos que los tribunales de Londres decidirán próximamente si el cofundador de WikiLeaks Julian Assange es o no extraditado a Washington, donde está acusado de dieciocho infracciones contra la Ley de Espionaje. Desde que lo detuvieron han pasado muchos años de un ... claro hostigamiento hacia él. Quizás al leer este artículo haya quien ignore por qué está en la situación que está; siete años refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres (espiado por una empresa española), se decidió a salir y pasó a ser ingresado en la prisión de máxima seguridad de Belmares, donde lleva cinco años. Las legalidades y burocracias caen sobre este hombre incomodo y polémico sepultándolo a él y sus derechos.
Assange es un periodista que vendía información a las principales cabeceras de periódicos del mundo, cuyo supuesto delito fue publicar documentación sobre actuaciones del Gobierno de EE UU durante las guerras de Irak y Afganistán. Los gobiernos califican con frecuencia como 'secretos de Estado' informaciones que comprometen su reputación o sus intereses electorales pero que en realidad son de interés público. Los recortes a la libertad de información han aumentado incluso en los países que presumen de democracia, pero el modo de hacerlo ha cambiado. Se duda de las filtraciones de información porque no entendemos a quién benefician. El periodismo se ha vuelto una alquimia vigilada llena de arenas movedizas y amenazas.
Julian Assange tiene muchas papeletas para que se le siga robando una vida que no tiene repuesto, pero si se le extradita será un duro golpe al periodismo de investigación y a la libertad de prensa.
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