Aguas

A veces los políticos me dejan estupefacta, en este caso la alcaldesa de París quiere actualizar el Sena para los próximos Juegos Olímpicos. Cuando el otro, el de Palomares, hacía dos meses que un avión B-52 que portaba cuatro bombas termonucleares de 1 megatón cada una (una potencia destructiva equivalente a unas 70 veces la de Hiroshima y Nagasaki) había caído al mar. Afortunadamente no estaban operativas pero el plutonio no pide permiso para esparcirse.

Las aguas del Sena quizás no tengan bacterias (ya me extrañaría) pero me han recordado a las del Nervión, un río que salvó el Guggenheim, que parecía de chocolate y por el que se empiezan a ver piraguas de turistas avezados. París lo dará todo, estoy segura, si taparon el olor que despedía el Palacio de Versalles con los primeros perfumes embriagadores, también teñirán la ciudad de una paz y tranquilidad que jamás ha tenido. No les arriendo la ganancia y que no les salga un sarpullido a los deportistas.