El resultado de las elecciones andaluzas, con su recua de derrotados y su único e incontestable ganador, marca un nítido cambio de ciclo en la política española. Que en la más poblada de las regiones del país se haga con la mayoría absoluta quien jamás ... la tuvo ni la soñaba, mientras que el partido que a lo largo de cuatro décadas impuso sobre ella su hegemonía apenas suma la mitad de escaños, tiene proporciones de cataclismo. Con ese pobre respaldo en Andalucía, sumado al paupérrimo obtenido en Madrid, se le va a poner cuesta arriba al PSOE mantenerse en el Gobierno de la nación tras las próximas elecciones generales.
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Sin embargo, hay algo más que se desprende de las urnas andaluzas, tanto en lo que incumbe a los perdedores como en lo que puede aprenderse de la campaña del vencedor. Por lo que toca a los primeros, el PSOE se ofuscó en la diatriba contra las derechas sin acertar a ofrecer al votante un perfil de utilidad, Vox se empeñó en ser un aguafiestas antipático e intolerante, la izquierda desunida dejó claro que las querellas de sus líderes pesan más que su programa y Ciudadanos ya venía suicidado de cuando Albert Rivera; pudiendo haber sido el factor del cambio, falló al tratar de sobrepujar al PP malherido por la 'operación Gürtel'.
Todos se han despeñado por la pendiente de lo que el brillante filósofo Jorge Freire, en su último libro, 'Hazte quien eres', entiende por pensamiento crítico: «Sintagma con que nombramos aquello que confirma nuestros prejuicios y se ahorma a nuestra ideología». Pese a su prestigio, sugiere Freire, la crítica feroz en la mayoría de los casos no es más que falta de rigor e inercia dogmática, que delata a los más conformistas y también a los menos inteligentes.
En cambio, y mientras sus rivales -salvo Ciudadanos, que concurría a título póstumo- se arrojaban a un debate bronco y destructivo, el candidato vencedor optó por un discurso a la vez constructivo y sereno, poco o nada constreñido por apriorismos ideológicos, atento a las circunstancias del electorado y también a la fatiga que la crispación y los coqueteos con el abismo han ido provocando en el común de la gente, que no quiere prenderle fuego al mundo y al sistema cada mañana, sino sacar adelante a los suyos de la mejor manera posible. «Hazte quien eres» es una expresión del poeta griego Píndaro que Freire convierte en divisa para filosofar acerca del buen vivir. A veces, hacerse quien se es pasa por deshacerse de lo que no ayuda, de lo que sobra, de lo que nos pierde. Quien sabe soltar lastre, resiste y gana.
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