Les ha faltado tiempo a José Luis -Mariano Mariano- Escrivá y a Yolanda Díaz, la ministra del extraño prestigio, para restregar la concesión del Nobel de Economía a Card, Angrist e Imbens. Sobre todo, porque Card llega a concluir que una subida del salario mínimo ... no lleva necesariamente a aumentar el paro. El experimento se hizo entre 1992 y 1995 en Nueva Jersey y Pensilvania. O sea, en un mercado laboral tan flexible como el estadounidense. Un mercado que nada tiene que ver con el español, ni en 1992 ni ahora. Y aquí el empresario no siempre puede asumir los costes laborales. El presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, recuerda que España es un caso especial, que hay mucho paro juvenil (38%) y mucho desempleo en general. También recalcan otros economistas que el Nobel lo que reconoce es el método empleado. Que ladren en sueco lo que quieran, pero en España la subida del SMI es perniciosa para el empleo.
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