Quien tiene varios hijos sabe que las instrucciones a la hora de acostarlos variaban más o menos cada dos o tres años; boca abajo, boca arriba, sobre el lado izquierdo, sobre el derecho… Los horarios de alimentación de un bebé o los hábitos sufrían las ... mismas reglas. Con el primero, cada tres horas, cada dos al segundo y cuando le diera la gana al último. Todos hemos sufrido y acatado los consejos, sobre todo en materia de alimentación y más desde que tenemos un ministro de Consumo. Carne roja imprescindible en la infancia -o aquel hígado encebollado con el que todavía tengo pesadillas- y ni probarla después. No hablaremos de los vasos de leche, de la nata resultante del hervido sobre el pan tostado, tampoco de los aceites ni del alcohol, que en mi infancia era tolerado con un poco de gaseosa.

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En la 'Belle Epoque' la cocaína salió de los quirófanos para entrar en la sociedad. Freud llegó a recomendarla para curar la adicción a la morfina o al alcohol y no sé si Julio Verne hubiera sido tan visionario sin la adicción a la sustancia. Hasta hubo un empresario, Ange Mariani, que maceró las hojas de coca con vino de Burdeos y tan ricamente se hizo de oro vendiendo el 'vin Mariani. De la salud al éxtasis y viceversa, el recorrido es una autopista silenciosa señalada por esos estudios de universidades diversas que parecen predestinadas a desmontarnos los hábitos que tanto cuesta adquirir.

Quienes me leen saben de mi seguimiento y admiración por nuestro ministro de consumo el señor Garzón. Sin él no hubiera sabido dónde poner los huevos en mi nevera, ni prepararme un túper nutritivo y equilibrado. Y lo cierto es que me preocupa, pues con la que está cayendo no se le ha escuchado en los últimos meses. Nada sobre la incidencia de la inflación en la cesta de la compra o el coste desmesurado de la energía. Nada sobre esa sandía veraniega a la que le han salido alas en el precio, nada sobre cuántas cervezas podemos tomar en el chiringuito o si los frigoríficos se estropearán si les da este sol de justicia.

Este ministro ha tenido una actividad frenética y debe de estar cansado. En los primeros siete meses del 2022 ha presentado dos propuestas, y en los últimos cinco meses nada; ni informes, ni acuerdos, ni reales decretos, ni ná de ná que decir de los chips de Kale, el hummus de remolacha, la chía, el agave o el precio de los pimientos que compré el otro día. Los señores ministros volverán de las vacaciones. Les aseguró que volverán. El peligro de las ideas que se incuban en las tumbonas me hace temer lo peor. ¿Qué nos aconsejarán en ese otoño que ya viene amenazado?

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