A mí eso de madres protectoras, de las que habla Irene Montero, me suena a congregación religiosa. Y da un poco de miedo. No es extraño. Ya sabemos de la existencia de las neomonjas, ese colectivo (ahora todo es colectivo, voy yo también con eso), ... ese colectivo, digo, que siendo presuntamente de izquierdas quiere acabar con la libertad y hasta con el libertinaje. Dice Irene Montero que el indulto parcial a una mujer que secuestró a su hijo es una conquista del feminismo. Está bien porque así muchos sabrán en qué consiste el feminismo de Montero la chica. Consiste en que ella decreta por encima de los tribunales la inocencia de esa mujer, la injusticia de su condena y la existencia de un padre maltratador. Al menos la portavoz del Gobierno alegó que los indultos a los condenados independentistas fueron por «utilidad». Claro. Da igual que ella crea que Cataluña ahora es un remanso de convivencia. Es utilidad para la permanencia de Sánchez.
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