Las competencias de gobierno que van llegando, que tardan o no (según el punto de vista), forman uno de los hilos de comunicación entre el Ejecutivo central y el vasco, hilo que entra periódicamente en el telar de la política. Soltar hilo es clave en ... cada legislatura. Todos los inquilinos de La Moncloa lo hacen, pero guardando siempre para el futuro una parte de esta valiosa materia de intercambio.
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Asumir competencias, desde luego, no es hacerse un lecho de rosas. Ya decía don Mariano Rajoy que «gobernar es muy difícil». Quién sabe si el Gobierno vasco no se habrá olvidado intencionadamente de reivindicar esta o aquella competencia durante algún tiempo para darse un respiro. Pero tarde o temprano debe cumplir con el compromiso adquirido, y así vuelve a pedir, recordar y exigir. Y así es como hace ahora un año asumió la gestión de las tres cárceles de Euskadi y la responsabilidad ante los conflictos y los diálogos, los problemas y las dificultades que inevitablemente llegan.
Que iba a haber problemas se sabía. Siempre hay problemas. Siempre hay obstáculos en el camino, errores que enmendar, lecciones que aprender, conflictos y necesidades que demandan medios. Pero el titular que hemos visto ayer en la prensa nos ha dejado un poso de preocupación: «Han dañado lo que funcionaba bien en las cárceles vascas y han empeorado lo que iba mal». Esta frase ha salido en un comunicado de funcionarios adscritos a tres sindicatos: CC OO, ELA y CSIF. El comunicado anuncia paros y denuncia las condiciones bajo las cuales el trabajo se vuelve difícil o imposible: se niegan complementos, se privatiza la gestión de penas, se usa la informática para aumentar la carga de trabajo, se multiplican las jornadas esclavistas y los contratos precarios...
Esto es una pequeña parte de la lista, y suena a fanfarria guerrera y otoño caliente, y huele a la debilitante penuria de recursos del Estado. De momento UGT no apoya las protestas, pues concedió dos años de gracia al Gobierno autonómico. La consejera Artolazabal afirma que la herencia recibida es mala, que escucha propuestas, que no pueden cubrirse todos los puestos necesarios de aquí a mañana. Faltan funcionarios de prisiones como faltan médicos y psicólogos. La señora Artolazabal nos cuenta que han atendido a la reparación de infraestructuras básicas: duchas, calefacción, solución de humedades… Estos días oigo mucho que el Estado se está enriqueciendo de una manera desaforada con los impuestos. Si esto es así, pienso, cubrimos todas las carencias en materia de salud, educación, dependencia, prisiones, investigación, justicia... Pero, no sé por qué, me parece que no va a ser así. Que las necesidades son muchas y esto del «enriquecimiento» no es para tanto.
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