El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

Es la acusación que en estos días lanza el Gobierno al partido de la oposición ante el anuncio de Moreno Bonilla de imitar en Andalucía la política contraria a los impuestos de Ayuso en la Comunidad de Madrid: «El PP está alentando la competencia entre ... las regiones». El reproche resulta un tanto llamativo porque la competencia entre las regiones en su forma más desleal es un fenómeno que ya tiene unos cuantos años en nuestro país (prácticamente ha marcado toda etapa democrática) y no despertaba en nadie la menor zozobra mientras consistía en que todas las autonomías jugaran al nacionalismo, a ver cuál arrancaba más dinero, más deferencias y diferencias presupuestarias, políticas y administrativas, más prebendas al Ejecutivo central.

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Mientras tenía lugar y crecía ese fenómeno de evidente carácter disgregador, nadie vio motivo de reproche alguno. Ha hecho falta que esa rivalidad adopte un sentido constructivo, cabal y favorecedor al ciudadano (no sólo a la clase política y a las burocracias locales) para que a algunos se les disparen las alarmas que no se les han disparado cuando los partidos independentistas han planteado y siguen planteando reclamaciones tan improcedentes como mesas de diálogo para la secesión, rupturas unilaterales con el Estado, la dejación de las fuerzas de seguridad en el mantenimiento del orden constitucional y la total impunidad a la hora de conspirar contra el sistema democrático. ¿Es que no considera Sánchez competencia en su más desleal modalidad las exigencias que le formulan los partidos que le sostienen en La Moncloa?

Uno ni siquiera piensa en ERC ni en Bildu, sino en los propios socios de Podemos e IU que tienen los socialistas dentro de ese Gabinete y que de modo permanente compiten con ellos en todos los terrenos, incluido el impositivo. Uno piensa en la salida extemporánea de Escrivá clamando por la recentralización de las competencias fiscales de las comunidades autónomas. Para un personaje que parecía algo serio en esa plantilla ministerial, nos ha salido más aficionado a la improvisación populista que Belarra o Montero. ¿Es que no sabe Escrivá en qué Gobierno ni en qué país está? ¿No sabe que el PNV es uno de los apoyos de Sánchez en Madrid y el socio del PSOE en el Gobierno del País Vasco?

Competencia desleal o juego sucio es mentir y decir a los catalanes que España les roba. Ante la competencia fiscal, no falsa sino real, y por lo tanto leal, que Ayuso y Moreno han desatado en las autonomías, otra ministra, Isabel Rodríguez, ha pedido a los españoles que hagan una reflexión. Sinceramente, creo que es la reflexión la que está despertando a muchos españoles de la ilusión sanchista con los bolsillos vacíos.

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