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Me había propuesto un barbecho para no hablar un tiempo de la ministra del extraño prestigio, pero no puedo. Es tan imposible como cumplir con los propósitos de año nuevo. Tras el Consejo de Ministros, y tras las críticas a su reforma de la reforma ... laboral que se queda en casi nada, Yolanda Díaz dijo que iba a escuchar con «especial atención y cariño» a los partidos que apoyan al Gobierno pero que no apoyan, de momento, este acuerdo de ella (o Calviño) con sindicatos y patronal. Ya escuchamos a Rufián en el Congreso: «¿Saben cuántas horas han dedicado a hablar con ERC? Estas». E hizo un cero con el pulgar y el índice de su mano derecha. Volvió a recordar, como con los Presupuestos, lo del mal negocio de no hacerles caso. Pero ahora va la ministra del extraño cariño a solucionarlo. No sabemos si con vocecitas, con un guante largo de visón o con la tradicional e infalible estrategia política de dar al niño (a los niños) todos los caprichos.
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