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El mundo de las princesas posee una fascinación que se pierde en el origen de los tiempos. El cine, la literatura, la pintura, por supuesto, y las revistas del corazón que se siguen ocupando de su vida con el celo que el mercado editorial del ... papel cuché pone en los valores seguros. Me viene a la memoria 'La princesa prometida', la de Éboli, la princesa del guisante, la princesa de hielo, los «buenos días, princesa» inolvidables en 'La vida es bella', además de las canciones que Serrat y Sabina dedicaron a princesas algo más callejeras. Tenemos la palabra en la boca y la utilizamos para definir el carácter o la vida de una mujer generalmente amada y consentida por un hombre. No importa que sea el abuelo dirigiéndose a su nieta, o quien exclama «pareces una princesa» cuando ve salir de un probador a quien le sienta bien el vestido.
En un viaje a Covarrubias descubrí que allí estaba enterrado el cuerpo de la princesa Kristina de Noruega, una dama que se casó con el infante Felipe por una de aquellas alianzas que su padre, Alfonso X, hizo con su país. El tráfico de princesas que siglos atrás hubo en Europa para finalizar contiendas o empezarlas daría para un libro. Por lo visto, el sarcófago fue descubierto en la Colegiata del pueblo que la mujer nunca visitó. La historia, al removerse, desprende unos silencios sobrecogedores.
Ha habido algunas princesas contemporáneas que me han interesado mucho. La primera en la lista fue Masako, la princesa triste de Japón, (graduada en Harvard y Oxford y conocedora de cinco idiomas) hoy emperatriz. Me la imaginaba deprimida, y teniendo que asumir el protocolo del palacio imperial. La seguí angustiada por la presión de su obligada misión de dar descendientes varones al trono del Crisantemo. Tuvo una niña, Aiko, y ya me relajé. Ahora ando informándome sobre otra princesa, Marta Luisa de Noruega. Ella es reincidente en minorías pues ya estuvo casada con un plebeyo que, para colmo de males, era escritor. Ahora anuncia su compromiso con su polémico amor, el chamán estadounidense Durek Verrett, un profesional de la sanación y guía espiritual de famosos. La princesa ya apuntaba maneras; hace tiempo quiso fundar una escuela donde se enseñara a tener contacto con «los ángeles». La prensa noruega anda poniendo comas y puntos y aparte, como era de esperar, en los artículos que versan sobre las decisiones de su princesa. El chamán hizo una llamada a sus seguidores para el pasado día 5 a unirse a una sesión digital de desbloqueo bajo los auspicios de su organización alternativa SionEarth con el objetivo de crear «el evento de meditación y oración más grande del mundo». El mundo cambia…
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