Tuvimos un primer astronauta guapo que hablaba como los nadadores López-Zubero o como Ava Gardner en 'La condesa descalza' (o sea, esta, con acento de Carolina del Norte). Tuvimos un astronauta con cara de pánfilo. Pero, oye, que también tiene cara de pánfila Joan ... Fontaine en 'Rebeca', 'Sospecha' y 'Carta de una desconocida'. Al de la cara de pánfilo, lógicamente, lo hicieron ministro. Un amigo me contó que en el colegio sacaba todo matrículas de honor y lo llevaban a otras clases de ejemplo. «Te pegarían en el recreo, claro», presumí. «Por supuesto», me respondió.

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Que la raza ha mejorado lo demuestran nuestros dos últimos astronautas. De León. Pablo Álvarez y Sara García. Ambos, él y ella, con una pinta que lo mismo podían ser diseñadores de moda que lo que son, ingeniero aeronáutico y biotecnóloga. Y no por la cazadora negra bomber y molona o el fondo brilli-brilli de la ESA en París. Sobre todo, por ser listos y tener cara de listos.

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