Apagón

Ahora es imprescindible tener un camping gas, unas docenas de velas, pilas a mansalva, linternas, varias botellas de agua y un par de walkies por si quieres hablar con tus hijos. Pero si viene el apagón, que tal y como van las cosas pudiera ser, prefiero pensar en otros consejos, véase andar como si te persiguiera un oso; pegarte a los tuyos bajo la manta mientras juegas a palabras que empiecen por f de felicidad para entrar en calor; hacer dieta, que nunca viene mal sobre todo después de Navidad; utilizar la luz del sol y reservar todo eso de lo que empieza a haber carencia para los que lo necesitan.

La sociedad del bienestar nos ha convertido en unos acongojados ciudadanos ahítos de consumo que en lo único que pensamos es en cómo hacer equilibrios para que no nos roce la adversidad; algo, por otra parte, garantizado desde que abrimos los ojos. Y es precisamente eso, la adversidad, lo incontrolable de nuestra existencia, lo que van a tener que abrazar las próximas generaciones mientras sea lo más notable de la cumbre de Glasgow sobre el cambio climático el pedo que se tiró el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mientras hablaba con la esposa del príncipe heredero, Charles de Inglaterra, y que según Camila Parker Bowles fue ruidoso, largo y difícil de olvidar.

Quizás el famoso y esperado apagón no sea más que un ensayo a causa de todas las decisiones tomadas en cumbres como la que termina hoy en Glasgow y que han sido luego aplazadas. Una densa incomodidad se extiende desde hace tiempo sobre los que se ofrecen a dirigir el mundo y los demás votamos para que lo hagan. Trabajan en palacios o edificios dotados de todas las comodidades, viajan en coche con chófer o en primera clase, y son bien remunerados. Greta Thumberg ya es mayor de edad y les recuerda que 30 años de 'bla bla bla' son demasiados y que, como los pedos presidenciales, resultan largos, ruidosos y podríamos añadir que extremadamente letales para unas generaciones que quizás hereden un piso con menos plusvalía, pero también un planeta hecho unos zorros.