Superlunes

Volvemos a los turnos de llevar y traer de coles-cumples-entrenamientos con otros padres (aquí, mi mujer piensa: «Como si a ti te tocara, ca…»); volvemos a los madrugones en los que en casa 'gritar' se torna en lengua cooficial; volvemos a los partidos de los sábados a las 6 a.m. en campos embarrados; volvemos a las extraescolares de trombón («al niño le van a venir de lujo para el futuro») en un conservatorio en el que «siempre» hay sitio para aparcar; volvemos a los grupos de whatsapp de las clases echando fuego («¿Es de alguien un calcetín azul que ha traído mi hijo en…?». «Sí, sería de mi puta madre, gracias»).

Volvemos, así, al Excel para saber qué tiene cada uno a qué hora. A que te llame el de Amazon un martes a las 17.00 para ver si hay alguien en casa y te partas de risa: «Como si lo supiera, amigo, usted pruebe».

Pero bueno, la normalidad es lo nuestro. Lo normal es esto, y no esos 'momentos BeReal' que tienen poco de reales. Este es el barro en el que nos jugamos el partido. Así que ánimo con el 'superlunes'. Y si no tiene prescripción para el Orfidal, esta tarde… regálese una cerveza a mi salud.