Mi hijo, el antihéroe...

Y hablo de antihéroe porque él se pone la capa de día, pero es miedoso de noche. Ayer, de hecho, una pesadilla lo llevó a venir, en silencio y con nocturnidad, a nuestra habitación. Permaneció inmóvil con una linterna iluminando su cara. Acojona, ¿eh? Tanto que cuando mi mujer abrió el ojo y lo vio, dio un bote con una agilidad más antinatural que la de la niña del exorcista.

Me hizo pensar: es fácil ser valiente cuando hay luz. Pero lo que define al héroe es ponerse el traje cuando llega la oscuridad. Estuve un buen rato con mi hijo en su cama. Diciéndole que es normal tener miedo, pero no es real. Además, ya nos lo dijo la persona (para mí) más valiente de la Historia. «No tengáis miedo».

Un peligro puede existir, pero el miedo es una opción. Le dije que aceptara el miedo, que se riera de él. El temor se puede sentir, pero nunca podemos parar por su culpa. El lema de nuestra familia tiene cuatro frases y una de ellas es 'sin miedo'. Es normal que haya cosas que nos aterroricen. Pero hay que rebelarse. En alguna ocasión me han preguntado: «¿y tú por qué haces esta locura?». Y sin responder, he pensado: «¿Sinceramente? Porque me daba miedo…».