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Aunque me vaya lejos, no voy a prometerles que estaré aquí mismo mientras señalo su frente, porque ni yo soy un extraterrestre ni ustedes son ... niños solitarios. Tampoco pretendo ponerme intensa y decirles que sólo la muerte impedirá que les escriba: el púrpura nunca fue mi color favorito, y tampoco es hora de morir ni todas las lágrimas se diluyen en la lluvia, por mucho que Roy Batty -o Iván Ferreiro- piensen otra cosa. Podría abrazarlos uno por uno en el centro de Tokio y susurrarles algo al oído antes de echar a andar en una dirección opuesta a la suya, pero el melodrama no es mi estilo. La verdad es que prefiero sentarme en un tren que me lleve a otro lugar y dejar, como Julie Delpy en 'Antes del amanecer', que los escenarios que se sucedan a través del cristal me recuerden -como si fueran los besos rescatados por Alfredo en 'Cinema Paradiso'- todos los caminos que transitamos juntos.

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elcorreo Este adiós