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Cuando nos dijeron que esperábamos un bebé, titulé mi columna 4+1. Es de justicia que esta semana, en la que ha nacido ya nuestro hijo, la titule como el feliz resultado de aquella operación aritmética.

Ha sido una semana de sensaciones. El trabajo no para. ... La literatura, tampoco. Ni siquiera esta columna. Pero ahora hay una persona nueva en el mundo. Alguien para quien su madre y yo somos la última línea de defensa. Es impactante comprobar cómo él depende absolutamente de nosotros -come si le damos de comer, está limpio si le limpiamos…- pero, a la vez, es desde ya alguien único y por tanto no tenemos una propiedad sobre él. Solo una obligación de darle lo que entendemos mejor. Una obligación que también es un derecho, ojo, pero esto abriría otro debate.

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