La campaña de las andaluzas ha comenzado según lo previsto. Macarena Olona pegó el cartel inaugural de su campaña «a los pies de Isabel la Católica y de Cristóbal Colón». Y reivindicó que «España, Andalucía, Granada y Santa Fe son la cuna de la Hispanidad». ... Se diría que Vox aspira a hacerse con el Virreinato de Indias estas elecciones. Pues sí que son importantes. Y raras. Luego está lo del cambio de ciclo en la Moncloa. Por eso este finde van a Andalucía todos los líderes nacionales. Lo bueno del sistema autonómico es que, cuando hay elecciones en una comunidad, al resto los políticos nos dejan más en paz. Lástima que no todo funcione así de bien. Los que no somos de Madrid, ni del Madrid, llevamos una semana sin poder asomar al espacio público. En cuanto lo hacemos nos rodean un montón de espectadores de la final de Champions que necesitan contarnos su viaje de novios (de la muerte) al suburbio parisino.

Publicidad

Pero volvamos a las decisivas elecciones andaluzas. El mejor momento del inicio de campaña se vivió en un debate entre los candidatos de Málaga organizado por el diario 'Sur'. La portavoz de Ciudadanos le preguntó por lo bajini a otra candidata si era «la de Adelante Andalucía» y la mujer dijo que no, que ella era de Por Andalucía. La representante de Ciudadanos reaccionó con la sabiduría de un pueblo milenario de autónomos: «Lo mismo es, ¿no?» No lo es, claro. Adelante Andalucía es el partido de Teresa Rodríguez, que es nacionalista, pero al revés: más de Blas Infante que de Isabel la Católica. Pero no se me pierdan con el 'dramatis personae'. Lo importante es que Juan Espadas pierde según las encuestas. Y Juan Manuel Moreno Bonilla gana. Normal. Ayer prometió 'wifi' y tele gratis en todos los hospitales, sabedor de que a la gente se la ingresa sobre todo con una gran preocupación por el audiovisual. A favor del presidente andaluz, hay que decir que es un político nominalmente extraordinario. Comenzó siendo conocido como Moreno Bonilla, pero pronto pasó a ser Juanma Moreno y ahora es ya Juanma a secas. De seguir resumiéndosele el nombre, pronto será el 'Dr. J', como Julius Erving, o Jota, como el cantante de Los Planetas, legendaria banda indie y algo politoxicómana que también es de Granada, cuna de la Hispanidad.

MUSK

Supermalo

Elon Musk ha tenido «un presentimiento supermalo» sobre la situación económica. ¿Pero cómo puede ser? Pues porque los visionarios son así. «Ojo con la economía», ha debido de pensar Musk, viendo lo que nadie más veía. Porque, reconozcámoslo, ¿quién podía pensar que a la economía podría pasarle algo malo tras una pandemia mundial y una crisis de componentes, en medio de una guerra semimundial, una crisis energética antológica y puede que también con una crisis alimentaria en camino? Pues Musk, el tío, se ha debido de oler algo. Y les ha enviado un correo a los directivos de Tesla: en la empresa sobran diez mil empleados, el 10% de la plantilla. Imagínense el de Recursos Humanos. Casualmente, ayer supimos que Musk tendrá listo en septiembre el prototipo de 'Optimus', un «androide trabajador» capaz de realizar tareas «repetitivas, aburridas o peligrosas». Anda, capaz de currar en una fábrica de coches.

NADAL

El monumento

Rafa Nadal parece a punto de petrificarse en su propio monumento: un gigante que simboliza todas las virtudes extenuantes: esfuerzo, disciplina, superación. Pero antes igual aprovecha y gana otro Roland Garros. Y eso que, a sus treinta y seis años, llegó al torneo lesionado, con dolores y entre referencias a la necesidad de cortarle un pie. Al final, el que tuvo que salir de la pista en silla de ruedas fue su rival, un joven de veinticinco años. Nadal es tan grande como insufribles sus exégetas. El domingo, otra final. Menos mal que ya no está Albert Rivera.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad