No quiero desvelar todas mis influencias, pero para coger el tono me gusta leer la sección de Opinión del 'Rodong Sinmun', el periódico oficial del Partido del Trabajo de Corea del Norte; el único del país. El único partido y el único periódico. El periódico ... no es muy crítico con el partido. Digamos que no se limita a publicar las fotos que se hace el presidente, sino que escribe crónicas sobre cómo se han hecho esas fotos: «Cuando Kim Jong-un llegó a la sesión, todos los asistentes rompieron en tormentosos vítores de hurra dedicados a quien ha guiado vigorosamente el socialismo al estilo coreano hacia la victoria y la gloria». La sección de Opinión es más plural: son todo editoriales, ningún artículo lleva firma. Y es ahí donde yo venía notando que apretaban a los científicos. Por ejemplo: «Ya es hora de que los científicos contribuyan positivamente a traer cuanto antes una nueva victoria de la construcción socialista». O el llamamiento a que «nuestros científicos lancen una campaña dinámica de cerebros competitivos y habilidades prácticas con una firme voluntad de dejar un rastro claro en el desarrollo de la ciencia orientada al Juche».

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Todo cobró sentido ayer, cuando Kim Jong-un reconoció que el covid había llegado a Pyongyang y anunció el confinamiento de toda la población. Incluso se puso una mascarilla, lo que indica la gravedad del momento porque ese hombre cuida mucho sus 'looks'. A continuación, el régimen adoptó las primeras medidas sanitarias y lanzó tres misiles balísticos de corto alcance hacia el mar de Japón.

Que el covid llegue a Corea del Norte en medio del secretismo habitual no impide que todo parezca más escalofriante de lo habitual. El país venía enfrentándose a la sequía y la hambruna. Y, aunque la comunidad internacional ha ofrecido vacunas, nadie allí está vacunado. Corea del Norte es una piscina de bolas para la variante ómicron. El régimen confía sin embargo en la ciencia Juche, que no se sabe lo que es, pero puede terminar perfectamente con la ejecución sistemática de los infectados y de los científicos. Y aun así la noticia para los norcoreanos (veinticinco millones de personas condenadas a nacer, vivir y morir entre los límites de un chiste siniestro) habrá sido saber que hasta ayer no estaban confinados.

Festivales

El vasito

Lo del vaso de agua del grifo por cortesía de la casa ha comenzado a funcionar en la hostelería sin aparentes problemas. Pero no va a terminar ahí la transición ecológica por el lado hidrológico a pequeña escala. Espera el visto bueno de Europa un real decreto que, entre otras cosas, obligará a los promotores de eventos deportivos, culturales y festivos a garantizar el acceso a agua potable no envasada. De modo gratuito, si el agua es de la red municipal. La medida puede suponer un reto por el lado de la intendencia, por ejemplo en los campos de fútbol. Y tendrá algo de justicia poética en todos esos festivales en los que se inutilizaban las fuentes para que en pleno verano la gente tuviese que pagar botellines de agua a precio de champán. Ojalá veamos pronto a los jóvenes festivaleros, con sus sombreros raros, acercándose a la barra con versallesca educación: «Un vasito de agua, si me hace usted el favor, para pasar la droga».

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Mascotas

Kilos de más

Más de la mitad de las mascotas sufre obesidad. La época es particular. Y sedentaria. El perrillo ya no se pasa el día con uno faenando en el campo. Está con uno viendo la tele. Y, si te pone esa carita, le das una golosina. La solución contemporánea es por supuesto volver al animal vegetariano. No bromeo. El 'Guardian' anunciaba el otro día un rotundo crecimiento en la industria de la alimentación vegetariana de mascotas. Eso hay que verlo. Si ya es raro que un perro esté fondón, la posibilidad de que un gato, la quintaesencia del tigre, no sea carnívoro es asombrosa.

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