El Kremlin anuncia que está reduciendo su actividad militar en Ucrania, pero recluta por decreto a 134.000 jóvenes. Cabe la posibilidad de que quieran retirarse del país vecino de un modo más multitudinario. Aunque parece más probable que simplemente mientan ateniéndose al viejo precepto ... de la 'maskirovka', el engaño estratégico. Lo curioso es que el ardid es conocido, pero en Occidente parecemos predispuestos a tragarnos cualquier narrativa que explique el desarrollo de una guerra en términos morales y avance hacia nuestra victoria, pero no porque tengamos la pasta y los misiles, sino porque tenemos la razón. Rusia, en fin, sigue atacando ciudades como Kiev y Chernígov después de anunciar el repliegue y dar aparentes esperanzas sobre las conversaciones con Ucrania. Si el relato lo escribiese Doblátov o algún otro satírico ruso, el portavoz Peskov se mostraría muy afectado: «Las negociaciones no fructifican porque las partes no son fiables, sobre todo nosotros, que lamentablemente anunciamos que abandonamos una posición y a continuación, ya lo ven, la bombardeamos».

Publicidad

La conveniencia de juzgar las acciones del enemigo y no sus palabras ha sido recordada por el secretario general de la OTAN. Al mismo tiempo, la inteligencia estadounidense está sustituyendo con informaciones sobre un Putin siendo engañado por sus mandos la hipótesis inicial, que era la de un Putin chiflado siendo engañado por sus sentidos. Se diría que tenemos cierta urgencia por encontrarle al tirano la explicación, como si no bastase también con juzgarle las acciones y no los motivos. Mientras tanto, eso sí, le seguimos comprando gas en euros. También podríamos mandarle directamente armas para los 134.000 nuevos reclutas. Asegura el ministro de Defensa que no pisarán Ucrania. La 'maskirovka' a nivel interno se llama política gubernamental. Pero, bueno, que en Ucrania todo ciudadano entre los 18 y los 60 es reclutable y no puede abandonar el país. Repetimos mucho en Europa que el nacionalismo es la guerra, pero no decimos nada del reclutamiento forzoso en una nación en guerra. En el caso de Ucrania, es curioso, lo incluimos sin más dentro de su lucha por unirse al club de países que aman la libertad y respetan los derechos individuales.

PP

Número dos

Cuca Gamarra será la secretaria general del PP de Alberto Núñez Feijóo. Sonaba para el cargo Esteban González Pons, pero Feijóo habrá pensado que, en tiempos de incertidumbre, no conviene que el partido le arrebate a España un escritor de novela erótica. Tener el país en la cabeza: eso es lo que se le pide a un estadista. Tras el periodo turbulento de Teodoro García Egea, Gamarra retoma el liderazgo interno femenino de María Dolores de Cospedal, que estuvo una década en la secretaría general del PP. Se trata de un cargo frecuentemente sacrificial que requiere como se sabe instinto estratégico, mano dura y predisposición al fratricidio. Feijóo, en cambio, le alabó ayer a Gamarra otras virtudes: experiencia, preparación y capacidad de dialogo. La nueva secretaria general corre al parecer maratones y juega al golf. Puede venirle bien por el lado de la resistencia física y el acceso a objetos de hierro en el despacho de Génova 13.

MARRUECOS

La carta

Ayer, un día después de comprobar en el Parlamento que, a excepción del PSOE, no hay un solo partido que le respalde en lo de Marruecos, Pedro Sánchez habló por teléfono con Mohamed VI y dio por finalizada la crisis con el país vecino, abriendo una «nueva etapa». Ah no, un momento. ¿Y ese salto? Hay un orden en todo folletín epistolar. Y, para cerrar la etapa anterior, necesitamos leer la respuesta marroquí a la carta que envió Pedro Sánchez y que conocimos en su integridad por la prensa, no se sabe si también el ministro de Exteriores.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad