El trinquete es una modalidad de la pelota vaca que algunos historiadores la datan como el génesis de este deporte. En el medievo los nobles franceses practicaban este juego entre las paredes de los viejos castillos con inusitada pasión. En los pueblos de los verdes ... y fértiles valles de Iparralde es habitual ver uno de estos edificios que alberga un trinquete en sus entrañas.

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Viene a cuento este preámbulo porque ha saltado la noticia que Jokin Altuna, que desde su debut en el profesionalismo ha devuelto la ilusión a una afición alicaída, va a intervenir en un partido de esta modalidad al otro lado de la muga. Parece ser que Don Dinero, tan poderoso como siempre, ha movido al de Amezketa a asumir este reto.

Es viejo, muy viejo, que una figura de frontón corto sea azuzado para enfrentarse a los trinquetistas afamados de la cara norte del pirineo. El pionero fue Atano III -Mariano Juaristi Mendizabal- que vio la luz en Azkoitia en 1904. En Euskadi, allá por la década de los treinta, era el delantero a batir. Su saque y volea resultaban demoledoras. Su fama se extendió por todo el orbe pelotazale.

En San Juan de Luz y Hendaya suspiraban por verlo vestido de blanco en sus recintos. Un mito viviente. Al fin lograron contratarle. Pelotazo a pelotazo fue derrotando a lo más selecto del panorama trinquetista francés. Superó al campeón y todo aquel que osaba ponerse por delante. Lo idolatraban. Tanto es así que el día que era programado se agotaba el papel en menos de 24 horas.

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A principios de los cuarenta, cuando Francia fue ocupada por los nazis, ocurrió un hecho histórico. El primer ministro inglés, Wiston Curchill, fue invitado a asistir a un partido de trinquete en uno de sus viajes clandestinos al sur de Francia. El acontecimiento se celebró con absoluto secretismo por aquello de que las fuerzas invasoras eran implacables con sus enemigos.

Sin embargo, el que revolucionó Iparralde fue José Mari Palacios Ogueta (el 'ciclón'), que con su agresivo y llamativo repertorio encandiló a propios y extraños. Conjugaba el arte y figura como nadie. Un divo. Arrogante, sublime y un personaje irrepetible. Cuando expiraban los cincuenta hizo su presentación en el Plaza Berri de Biarritz. En solitario se enfrentó a Vivier y después a Etchemendi. Salió victorioso de ambas citas.

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Superó al campeón francés y a los mejores trinquetistas, Simón Haran, Garmendia... Ogueta dicen que cobró 300.000 francos y un porcentaje de la taquilla. Llegó a tanto su popularidad que los promotores de festivales le ofrecieron un contrato sideral para jugar en Francia, que no llegó a cuajar. Sin embargo, su nombre adquirió dimensiones siderales.

Más tarde pasaron Titín III e Irujo, pero no dejaron la huella imborrable de Atano III y Ogueta. Dos estrellas rutilantes del pelotarismo. Ahora va a probar fortuna Jokin Altuna. Juego de costadillo, sotamano, volea y gancho son armas que aprendio de niño. Posturas tiene. Listo a rabiar. Nadie duda que no pasará inadvertido.

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