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Casi todos los gobiernos en el mundo acostumbran a tener una tendencia común, siglas políticas al margen. Sus robustas maquinarias de propaganda invierten horas y millones de euros en vendernos proyectos a priori siempre ilusionantes. Luego si por un casual fracasan se envían al cuarto ... trastero, al baúl de la historia, y si te he visto no me acuerdo.
En Euskadi, tenemos varios de estos fiascos aún recientes. Uno de ellos se llama Epsilon. Fue el megalómano proyecto que impulsaron el exlehendakari Ibarretxe y el PNV a comienzos de siglo. ¿Objetivo? Fabricar en el Parque Tecnológico de Álava, en Miñano, un bólido de Fórmula 1 para que el País Vasco formara parte del gran circo. Propaganda del estado asociado que soñaba el político laudiotarra.
Después de consumir más de 40 millones de euros, 40, Epsilon se fue al garete. El grueso del dinero procedía de las arcas del Gobierno español. Fueron recursos que el PNV arrancó año tras año al Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero a cambio de no dejarle caer. Vamos, algo parecido a lo que hicieron los de Ortuzar con el popular Mariano Rajoy hasta que hace siete meses permitieron su destitución.
El escándalo le salió barato al catalán Joan Villadelprat, la persona a la que el PNV captó para el fallido proyecto. El antiguo profesional de la Fórmula 1 fue exonerado de cualquier responsabilidad penal. En el ámbito mercantil, un tribunal alavés le inhabilitó y le impuso una multa de 900.000 euros.
¿Asunto liquidado? Pues ojalá, y lo digo desde el puro egoísmo de ciudadano vasco, pero no. Y es que cuando Epsilon empezó a oler a fracaso, el PNV decidió que el Parque Tecnológico de Álava debía avalar a Villadelprat ante los bancos. Y así se hizo muy a pesar del criterio contrario de los servicios jurídicos del complejo, nada menos que el prestigioso bufete del exvicelehendakari y expresidente de Kutxabank, el también peneuvista Mario Fernández.
Una delegación de las Juntas Generales de Álava, el Parlamento de este territorio, se desplazó ayer hasta Miñano para comprobar sobre el terreno el estado del edificio Epsilon. El otrora vanguardista inmueble y su túnel del viento siguen vacíos, acumulando polvo y con calendarios en mesas y paredes del año ¡2011!
Y es que pese al encargo del lehendakari Urkullu a la superconsejera Arantxa Tapia para que hallara un comprador del molesto testigo del fiasco sigue sin aparecer. Ayer de nuevo se dijo que hay tres posibles compradores. La realidad, el Gobierno Urkullu apenas ha logrado ingresar 90.000 euros con el alquiler del edificio para una quincena de rodajes.
Lo peor de todo, que aquel incomprensible aval que el PNV obligó a conceder a Villadelprat nos va a costar a todos los vascos más de 16 millones más intereses. O sea un 'kilito' anual hasta ¡2031! ¿Responsable? Está claro, ¿no?
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