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Nada hay que no proceda de la naturaleza. La casa es el desarrollo del nido y de la guarida. Pero el día en que los dioses tuvieron casa todo se complicó un poco, y el día en que el templo y el palacio se separaron, ... las cosas se complicaron un poco más. Ninguno de los dos acontecimientos tuvieron lugar en un día. Pisamos terreno simbólico. El hombre es un animal simbólico y la guarida humana es, cómo no, un símbolo. Un símbolo cultural, un símbolo social. También puede ser una obra de arte o una horterada. (Definición de horterada inmobiliaria: casa de nuevo rico o pazo gallego arreglado al gusto de un narco. Definición de obra de arte: villa florentina o Villa Savoye de Le Corbusier. Cada ejemplo es una definición) Todo procede de la naturaleza y la jerarquía de los grupos de primates se complica y desarrolla en las tribus, las naciones, las clases sociales, los grupos de poder, los partidos. Con los partidos hemos topado. Los partidos tienen sus casas, que se llaman sedes, y que a veces se pagan con dinero negro. Los políticos tienen sus casas, sus viviendas, sus inversiones. El día en que la casa se convirtió en inversión unos cuantos seres humanos más se quedaron sin vivienda. Bastantes. Eduardo Zaplana se compró un piso en Madrid con un préstamo de 1,62 millones de euros que le dio la Caja de Ahorros del Mediterráneo. El actual presidente del Gobierno tiene cinco casas repartidas por toda España (unos milloncitos de euros, poca cosa). De la vicepresidenta de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, a quien se le calculó un patrimonio parecido, se llegó a decir que era dueña de un pequeño imperio inmobiliario.
Ahora ya sabemos hacia donde miraban el señor Pablo Iglesias y la señora Montero cuando eligieron una modesta casa de 600.000 euros. No miraban hacia la hipoteca media, que en España es de unos 115.000 euros. En España hay unas 40.000 personas viviendo en la mismísima calle, bastantes más que políticos y que millonarios. Más de un tercio de los jóvenes de entre 25 y 35 años vive con sus padres. En España, comprar una casa cada vez es más difícil: el 'producto' (no derecho) es caro, carísimo, gran parte de la clase media se ha empobrecido y gran parte de la clase trabajadora es puro precariado. En España alquilar una vivienda se está convirtiendo en algo imposible. Galapagar no es La Finca ni La Florida, pero sólo distan 28 minutos en coche. Estar en Galapagar puede ser como estar en Babia. Sólo hay un partido en España que no puede ser como los demás partidos y hace ya tiempo que lo viene siendo. Por mucho menos se hundió izquierda hundida. Y sí, los votantes de izquierdas somos unos asquerosos moralistas. No nos gusta la ostentación ni la especulación (léase el piso de Espinar) ni dar dinero a los bancos ni que nos mientan.
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