Caricias en el túnel
Furgón de cola ·
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Furgón de cola ·
La quinta ola llega a los hospitales y recupera un clásico de la pandemia: los toques de quedaDel covid podrá decirse cuanto se quiera excepto que no hace bien su trabajo. Sabíamos que, de seguir aumentando los contagios en esta quinta ola, terminarían llegando los enfermos a los hospitales. Pues dicho y hecho. La ocupación hospitalaria en el País Vasco ha crecido ... un 150% en diez días y el jefe de UCI en Cruces confirma que la situación «se va calentando».
Lo que quizá no pudimos prever es que el aumento de los contagios nos devolvería también los toques de queda. ¿Tras la sentencia del Constitucional? Pues sí. Ayer los Tribunales Superiores de Cantabria y Cataluña autorizaron el cerrojazo nocturno en más de doscientos municipios. Entre ellos, Santander y Torrelavega por un lado y Barcelona, Tarrasa o Badalona por el otro.
Mientras tanto, el Gobierno vasco ni siquiera prueba suerte en el juzgado y apuesta por recrear el toque de queda, por sugerirlo, por inspirarlo. Ayer el lehendakari aclaró que la idea no es que los ayuntamientos impidan el botellón, sino que creen algo así como un ambiente contrario al botellón. ¿Cómo? Con precintos, carteles… Obstáculos ante los que un joven con la fiebre del sábado noche no tendrá más remedio que retroceder. Da la sensación de que la quinta ola es sobre todo un asunto molesto, un gran engorro que terminará pasando solo. Ya ni siquiera se insiste en plan didáctico con los rastreos, los contactos y las cuarentenas incluso para los vacunados. Se conoce que «mascarilla, mascarilla, mascarilla» es más vendible que «cuarentena, cuarentena, cuarentena».
El plan, si lo hay, se desconoce. Y eso afecta a todas las instancias, con mayor responsabilidad cuanto más arriba se mire. Ayer, mientras Israel se planteaba prohibir volar a España y Kirguistán por su «tasa extrema de contagios», Adriana Lastra decía lo siguiente en un curso de verano: «Ya vemos por fin la salida a la pandemia, ya estamos casi tocándola con la punta de los dedos».
Como fue a finales de mayo de 2020 cuando el presidente Sánchez anunció que ya estábamos en el epílogo y, no solo en el final del túnel, sino «tocando con las yemas de los dedos el final del túnel», he hecho cuentas y llevamos catorce meses acariciando por alguna razón la salida de un túnel. Es muy raro. Sería mejor salir.
Tokio
Faltan seis días para que comiencen las Olimpiadas y todo son problemas por el lado epidemiológico: Tokio tiene los contagios más altos del último medio año, la vacunación completa en el país está solo al 20% y se confirma que acude a los Juegos Novak Djokovic, con lo que está garantizado el evento supercontagiador, probablemente en un karaoke. El asunto de la vacunación es lo más sorprendente. Tendemos a pensar que los japoneses son serios y disciplinados. Lo pensamos, eso sí, como pensamos todo: sin el menor fundamento. Sin embargo, en los años setenta hubo al parecer en Japón un gran escándalo relacionado con una vacuna combinada del tétanos, la difteria y la tosferina y desde entonces la desconfianza está incrustada en buena parte de la sociedad, que es la tercera más rica del planeta, aunque eso no quiere decir nada. Como sabemos bien, el bienestar es muchas veces el motor ideal para la superchería.
Banderas
Quienes pensamos en el retiro desde la guardería tenemos en Antonio Banderas un ídolo. Y no solo porque haga colonias con su nombre de modo que no pierde tiempo eligiendo en las perfumerías, sino porque Banderas ha reorientado su carrera como pocos: cambiando Los Ángeles por Málaga, teniendo su propio teatro… Y ahora participando en la nueva de Indiana Jones. Qué gran noticia. Piénsenlo: 'Indy' yendo a los toros con un mariachi que es además el 'Zorro' y un poquillo narcotraficante tropical. Eso no te lo estropea ni James Mangold.
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