Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Si tienen dudas sobre el alcance del término 'diseño', recuerden el aserto de Paul Rand: «Todo es diseño». Además de demostrar que Paul Rand era diseñador y no lexicógrafo, la frase sirve para marcar el peculiar tono del concepto. Es un tono por todo lo ... alto. Eso facilita que resuene de fábula en Bilbao, esa ciudad que, dándole la vuelta al verso famoso de Unamuno, es el mundo entero, o sea, el todo, pero en más pequeño.
Que haya demostrado yo aquí que Bilbao es una ciudad de diseño sin haber mencionado (aún) al Guggenheim a mí me parece que tiene un mérito grandísimo. Considerando, sobre todo, la asombrosa proliferación en los rótulos y la cartelería de nuestras calles de esa euskoletra que, con su rudeza, es la peor pesadilla del tipógrafo.
Todo se arregla sin embargo echando sobre la mesa la baza ganadora del titanio. La inauguración del Guggenheim en 1997 puso a la ciudad en la vanguardia de la vanguardia. Y desde entonces se nos alaba la modernidad, la audacia, las líneas, las curvas, los acabados, el diseño en definitiva, con la infalibilidad con la que hasta entonces solo se nos alababan las kokotxas y los Altos Hornos.
Que Bilbao no se conforme con lucir lo mejor del diseño para comenzar a producirlo es un paso al que no podrá negársele la lógica. De hecho, es raro que no se nos hubiese ocurrido antes. No al menos a lo grande. Y esa es la dimensión que parece tener el último movimiento del Ayuntamiento. Un equipo con Gotzone Sagardui al frente ha viajado a Londres para ver si se puede involucrar en el futuro de la ciudad al University College y al London College of Fashion. Son dos centros de referencia a nivel mundial. El primero en lo tocante a la arquitectura y el urbanismo; el segundo, en el ámbito de la moda.
Son, ya se ve, disciplinas directamente relacionadas con el diseño. Y las alianzas con prestigiosos centros internacionales parecen por su parte relacionadas con esa idea que repite el alcalde Aburto de una ciudad en la que es fundamental la universidad, la juventud, el conocimiento y la excelencia. Casi estoy viendo, la verdad, a los diseñadores del mañana paseando por Abandoibarra, entre los edificios fantasiosos y las esculturas que lo flipas. No quedaban mejor los alumnos de Platón en los jardines de Academos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.