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Estas navidades Olentzero y los Reyes Magos recorrerán las calles de San Sebastián y Vitoria, pero no las de Bilbao. ¿Cómo pueden observar tan distinto proceder las mismas entidades mágicas? Pues no lo sé. ¿Por la Ciencia? Es la razón multiusos que lo justifica todo ... últimamente. Y ayer mismo el LABI técnico filtró un documento suponemos que técnico desaconsejando la celebración de cabalgatas. Acogiéndose a ello, el alcalde de Bilbao anunció que nada de cabalgatas en su ciudad y garantizó que eso no impedirá que haya magia e ilusión a cascoporro. El Olentzero comparecerá en formato estático en el teatro Arriaga. Los Reyes lo harán en el Bilbao Arena, mágico e ilusionante pabellón donde el otro día Kerman Lejarraga tumbó en el noveno asalto a Jack Flatley. Uno de los KO del año. Y, aun así, la tensión que se vivió en el ring debió de ser menor que la que se vivió el jueves en la reunión telemática entre Gotzone Sagardui y los alcaldes de las tres capitales. Asunto: cabalgatas y posición conjunta. Con los contagios disparándose, recuérdenlo. Y con el lehendakari a punto de recomendar restricciones de aforo en las reuniones familiares. Pues estando en esas el alcalde de San Sebastián mantuvo el pulso y el de Vitoria le siguió. Me gusta imaginarlos en sus despachos, insistiendo frente a la 'webcam' («Van a salir, sailburu»), y teniendo detrás del ordenador uno a Melchor y otro a Olentzero, ambos levantando el puño y saltando, hartos de restricciones y dando vivas a la libertad.
Desde luego es asombroso que, tantos meses después, sigamos sin saber si es mejor cancelar un acto, organizarlo a cubierto o realizarlo al aire libre. Pero es más asombroso todavía que, en medio de la tradicional confusión interesada de responsabilidades, alguien tome una decisión controvertida por su cuenta y asuma sus consecuencias. Y aun así lo más asombroso es que en un momento incierto de la pandemia solo una de las tres capitales vascas cumpla al instante, disciplinadamente, las instrucciones del Gobierno vasco. Siendo, por supuesto, todos los implicados estrictamente del PNV: el lehendakari, la consejera, los tres alcaldes, Olentzero y los tres Reyes Magos. Van a tener al final razón los telefilmes: las cosas más extraordinarias suceden en Navidad.
CASADO
Pablo Casado va a tope. La ha cogido, de pronto, con Nadia Calviño. Acusa a la vicepresidenta de defraudadora, exige su dimisión, le menta al padre… Todo por un rifirrafe del que informó el alcalde Almeida, que debió de ir a un colegio muy de pago en cuyo patio no se explicaba la ley básica sobre delación. Lo del Casado desencadenado es pura estrategia. Y hace pensar en que Calviño no sea solo del PP, como decían los de Podemos, sino también ayusista. Eso explicaría la saña. El constantemente desubicado líder del PP vuelve a olvidar que el votante que busca fiereza tiene ahí a Abascal, que hasta fuma puros. Otra forma de entender lo ridículo del movimiento es ver ayer a Pedro Sánchez en los Moncloa Gardens pidiendo educación, respeto, institucionalidad… Solo le faltó recordar también la importancia de la prensa antes de darse la vuelta con un gesto de preocupación clavadito al de Obama y largarse sin aceptar preguntas.
EDUCACIÓN
El Deustobarómetro indica que los vascos apuestan por la educación pública y por el idioma materno como lengua vehicular. Es buen momento para recordarlo: el objetivo del sistema educativo solo puede ser garantizar la mejor educación posible. Eso tiene que ver con el dominio de las lenguas oficiales, pero también con el dominio de las matemáticas, la historia y la biología… ¿Es buena idea no afrontar ese aprendizaje desde la lengua materna? Debátase antes el previo, por ir en orden. ¿Es la educación el objetivo del sistema educativo?
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