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Si no puede ser verdad, ha de ser mentira forzosamente. Es una norma de lógica muy básica y muy sencilla, pero es increíble la cantidad de gente que se atasca en ella porque se resisten a aceptar lo extremadamente descarado de algunos embustes. Un buen ... ejemplo es la carrera profesional y política de determinados personajes que están en la mente de todos. Otro, el anuncio del acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
Para empezar, ambos países jamás han estado realmente en guerra. Los EAU fueron colonia británica hasta 1971. Después, por solidaridad con el resto de los países árabes, se abstuvieron de reconocer a Israel o mantener tratos con este país, pero no participaron de ninguna forma en la guerra de Yom Kippur de 1973, o en la invasión israelí de Líbano en 1982. Lo máximo que han hecho es donar dinero a la OLP.
Se puede argumentar que los EAU son un país pequeño -en realidad, un conglomerado de siete emiratos, que decidieron confederarse mirando de reojo la megalomanía expansionista del Sha de Irán- y que, por lo tanto, muy poco podrían hacer aunque quisieran. Sin embargo, los EAU han creado un poderoso ejército que destaca por su eficacia en combate, muy por encima de la media de las incompetentes aglomeraciones de ejércitos árabes que los israelíes han masacrado y aplastado periódicamente desde 1948 hasta la actualidad. Los oficiales norteamericanos que han colaborado con ellos o han observado sus acciones bélicas los llaman con admiración 'La pequeña Esparta'.
Aun así, no parece que Israel debería preocuparse por los EAU, que están muy lejos y son un país muy pequeño. Bueno, quizás no tan pequeño, con 83.600 Km² y 9,5 millones de habitantes, frente a los 28.000 Km² y 8,9 millones de habitantes de Israel. Es cierto que solo un 11% de los habitantes de EAU son árabes emiratíes, y que la base industrial del país es muy inferior a la de Israel, y que el total de sus fuerzas armadas ronda solo 100.000 hombres. Sin embargo, se trata de un ejército bien pertrechado con 380 tanques Leclerc, un millar de vehículos blindados, 143 cañones autopropulsados, 140 cazas F-16 y Mirage 2000, once corbetas...
En cualquier caso, 'Divide y vencerás'. Tras firmar Egipto y Jordania tratados de paz con Israel, con Libia, Siria y Yemen desgarrados por conflictos internos, Líbano e Irak sacudidos por las protestas contra sus gobiernos, ¿qué queda del mundo árabe? Marruecos, Argelia y Túnez están lejos. Arabia Saudí mira cada vez más hacia Irán, y le preocupa menos Palestina que su propia supervivencia. Firmar la paz con los EAU es un clavo más en el ataúd de la unidad árabe y de las esperanzas de los palestinos.
¿Pero qué ganan los emiraties con este tratado, aparte del desprecio y los escupitajos de todo el mundo árabe? En el pasado, los EAU practicaron un sistemático seguidismo de los saudíes en su política exterior. Llegaron al extremo de reconocer al régimen talibán en Afganistán. Luego, cuando Arabia Saudí intervino en Yemen, la incompetencia militar de los saudíes a todos los niveles hizo que los emiratíes tuvieran que sostener todo el peso de la lucha por tierra, mar y aire, junto con los mercenarios sudaneses. En junio de 2019, los emiratíes se hartaron y anunciaron su retirada.
Distanciados de sus poderosos vecinos saudíes y mirando de reojo el poder creciente de sus otros poderosos vecinos, los iraníes, puede que crean que ha llegado la hora de buscar nuevas alianzas. En realidad, Israel y los EAU mantenían de manera extraoficial relaciones amistosas desde hace años, a medida que crecía el poder iraní y el bando árabe del Golfo Pérsico se debilitaba cada vez más.
Trump se cuelga medallas por el acuerdo y muchos se van a obsesionar con ese detalle, que en realidad es anecdótico porque los apoyos electorales de la derecha proisraelí y proLikud Trump ya los tenía garantizados de sobra. La clave del tratado es la promesa de Netanyahu de no cumplir su amenaza de anexionarse un tercio de Cisjordania, la zona limítrofe con Jordania y el mar Muerto, pero si miramos la letra pequeña, lo que Netanyahu promete es que va a retrasar sus planes. De ningún modo renuncia a ellos. Tampoco garantiza nada sobre anexiones en otras partes de Cisjordania. Por eso resulta divertido ver a la ultraderecha israelí bramando contra el acuerdo y acusando a Netanyahu de favorecer la creación de un Estado palestino.
¿Marcan los EAU el camino del futuro? ¿Por miedo a Irán, estarían los gobiernos árabes dispuestos a abandonar a su destino a los palestinos? ¿Y lo va a tolerar la población? ¿Qué pasará cuando Netanyahu siga anexionándose territorios palestinos, y la gran baza propagandística de los emiratíes para justificar su traición demuestre ser menos que estiércol?
A veces decir 'paz', es una forma de decir 'rendición'.
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