![¿Y si hubiera una burbuja demoscópica?](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201805/30/media/cortadas/papeletas-elecciones-kQqE-U50207157251830-624x385@El%20Correo.jpg)
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¿A quién le convienen unas nuevas elecciones generales? La pregunta parece ingenua por lo fácil que también parece la respuesta, si nos fiamos de los sondeos de opinión, que le dan el mayor número de votos a Ciudadanos en unos supuestos comicios. Hay, sin ... embargo, un factor que desdeñan esos cálculos y que sí alteraría sorpresivamente el mapa electoral: la pérdida de votos en que puede traducirse el tobogán de descrédito en el que anda montado Podemos gracias a unas complicidades con el secesionismo catalán que han creado tensiones en sus mismas filas, y a las que se ha sumado el rocambolesco episodio del chalé de Galapagar adquirido por la pareja de moda. Si en un referéndum interno y a la búlgara ya salen un 30% de militantes descontentos con esa costumbrista adquisición inmobiliaria que desborda las redes sociales, es más que previsible un severo acuse de recibo no ya de la militancia, sino del electorado. Como es previsible que en unas elecciones legislativas buena parte del voto de Podemos se vaya o –mejor dicho– regrese al PSOE de Pedro Sánchez, el hombre que odia a la derecha desinteresadamente.
Esta es la paradoja. El secretario general socialista, que sueña en voz alta con tomar La Moncloa por el atajo de una extravagante moción de censura, podría quizá ver su fantasía cumplida por el llano camino de las urnas, una hipótesis que parece no contemplar ni él mismo porque se ha creído el cuento de la lechera que le han contado las encuestas a Albert Rivera y que éste también toma como una incuestionable realidad. ¿Y si estuviéramos ante un fraude estadístico, que ya tendría precedentes como el del 'sorpasso' que las encuestas pronosticaron a Podemos sobre el PSOE en las últimas generales? ¿Y si se repitiera la historia con el 'sorpasso' que ahora vuelven a vaticinarle a Ciudadanos sobre el PP? ¿Y si, después de la burbuja inmobiliaria, asistiéramos al pinchazo de la burbuja demoscópica en este país en el que las pompas de jabón a menudo se transforman en pompas fúnebres?
La culpa de la crisis nacional abierta tras la aprobación de los Presupuestos en la Cámara Baja no es sólo del 'affaire Gürtel' –que tiene su responsabilidad en ella, por supuesto–, sino también de las expectativas que esas encuestas han generado. ¿De veras es tan descartable la posibilidad de que una nueva consulta electoral reedite los problemáticos resultados de los comicios de 2015 y de 2016? Si se repara en que esos estudios sobre la intención de voto le dan el triunfo a un partido que, como Ciudadanos, obtuvo 40 escasos escaños en el 20-D y 32 en el 26-J, surge una duda razonable. ¿No es posible que ese PSOE, que sacó 85 diputados en las últimas generales, remonte y se convierta en la primera fuerza con el voto rebotado de Podemos? ¿No es esa posibilidad más factible que la de que Rivera pase de la treintena de escaños a más de la centena con un voto procedente del PP que únicamente la fe teológico-demoscópica supone masivo?
Es indudable que el PP ha sufrido un gran desgaste por los siete años que lleva en La Moncloa y por el interminable culebrón de la corrupción, pero ¿hasta ese punto? Suponiendo que el voto de castigo de su base sociológica le llevara de los 137 escaños que tiene hoy a la precaria cifra de los 85 que tiene el PSOE, esos 52 escaños que heredaría Ciudadanos no le permitirían ni llegar al centenar siquiera. Para sobrepasarlo sería necesario un trasvase de votos del PSOE y Podemos que difícilmente garantizan las más optimistas previsiones. Y a esa lectura realista del estrecho margen de desplazamiento que tiene el voto se añade la reacción hostil que podría desatar en el votante conservador la precipitada avidez que está dejando ver Rivera por ganárselo. Dicho de otro modo, el clásico elector de derechas puede sentirse con autoridad moral para echar pestes contra lo que considera su familia política y le ha decepcionado hasta el extremo de estar dispuesto a castigarla electoralmente, pero otra cosa es que «venga alguien de fuera» a ensañarse y a mostrar el plumero de pescador en río revuelto. En este sentido, fue prudente la marcha atrás que dio Ciudadanos en el contexto de la operación de pulverización política de Cristina Cifuentes y no sólo porque el objetivo de Rivera es el Gobierno de España antes que el de la Comunidad de Madrid, sino porque la dimitida presidenta y su electorado conformaban, paradójicamente, el sector del PP más próximo al modelo ideológico del partido naranja y de su líder. En el actual contexto de cuestionamiento de la continuidad de la legislatura, un adelanto electoral que viniera de la mano de Rivera podría causar un efecto de repliegue en la derecha cabreada con Rajoy.
Las encuestas, de momento, siguen inflando la burbuja, la pompa, el globo de Ciudadanos y desdeñan el 'efecto chalé' en la alternativa morada. Como hicieron en la campaña de las últimas autonómicas vascas, que prometían para Elkarrekin Podemos un primer puesto como el que había obtenido tres meses atrás en las generales. La irrupción en plena campaña del 'casoplón' de Pili Zabala en Zaráuz hizo que los 333.730 votos conseguidos en junio de 2016 bajaran a la mitad en septiembre de ese mismo año. Y es que para los populistas de Euskadi, como para los del resto de España, entre Podemos y 'Chalemos' hay una ligera diferencia.
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