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Uno mira con detalle el juicio de los encausados del denominado 'procés' y a veces tiene la sensación de que los acusados son Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría. Con un garantismo para los procesados y sus defensas acusatorias que no se ve en ... los juicios televisados en EE UU, los exgobernantes se someten pacientemente al interrogatorio propagandístico de los defensores de los presuntos culpables. Se trata de un estilo fiscal, que consigue meter los vídeos de la manipuladora TV3 que no vienen a cuento, letrados que interrogan a los del anterior gobierno cómo si los testigos fueran sospechosos, culpables de antemano, obligados a dar explicaciones a los 'buenos' del banquillo y al pueblo en general. ¿Vió usted las manifestaciones? ¿Vió usted las cargas policiales?, inquieren. No descarten que Rajoy y Soraya suspiren con alivio por no ser condenados en la sentencia.
Este inquisidor interrogatorio a los responsables del Gobierno de España cuando se perpetró la independencia de ocho segundos, coincide con las proclamas de independentistas mesiánicos, pongamos Jordi Cruixart, que se compara a sí mismo con Rosa Parks, Ghandi, Luther King y Marcelino Camacho ¡nada menos! Echo en falta en el meme narcisista y desorbitada de Cruixart a Nelson Mandela, pero quizás lo omite porque su plaza esta ya ocupada por Otegui en capítulos anteriores. ¡Qué elevado concepto de sí mismos y de sus mentiras tienen los que son capaces de destrozar coches de la Guardia Civil, megáfono en mano y pasándolo bomba, y que luego se ven como Ghandi en las aguas del Ganges.
Las intervenciones de los acusados realmente existentes han oscilado entre los que quieren una defensa técnica -yo no he sido, ya advertí que esto era un desastre-, los que esperan que la historia les absuelva -'soy un hombre bueno', 'amo a España', como si amará a Suecia-, y los que se instalan en la melancolía de la insurrección más potente de Europa y el mañana nos pertenece.
Hay algún medio extranjero, y algún periodista español, que repiten el argumentario nacionalista que machaca con que aquí no hay caso, no hay pruebas. Llama la atención en este sentido la declaración ante el juez de la que era presidenta del Parlament, Carme Forcadell, cuando la presunta asonada. La misma mujer que exigió que se pusieran las urnas, dice que ella daba salida como presidenta a todos los papeles, que no los leía. Algo así como no sabía que era para un referéndum. Una cosa y su contraria, lo que traduce la gigantesca mentira que los líderes independentistas han endilgado a sus bases hasta enardecerlas. No hay quién quiera pasar a la historia como el que dijo la verdad porque antes lo habrán acribillado en las redes como traidor.
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