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El miércoles de la semana pasada, la Comisión Europea envió un proyecto al Parlamento y al Consejo Europeo con el objeto de mejorar la efectividad del marco europeo de prevención del blanqueo de dinero y la lucha contra la financiación del terrorismo.
No puede negarse ... que los avances realizados a nivel europeo en ambas materias han sido significativos. Pero persisten problemas estructurales cuya existencia impide la superación total de estas lacras que conviven tenazmente en las cloacas de las economías de mercado. Las propuestas más significativas consisten en el establecimiento de una Autoridad europea con poderes ejecutivos, posiblemente inserta en la actual Autoridad bancaria, y la elevación del rango de la normativa desde el nivel actual de directiva, que precisa en todo caso de la trasposición a las normativas nacionales, al de Reglamento comunitario, que tiene efecto jurídico directo, sin necesidad de trasposición, en los 28 países de la Unión.
Surge la iniciativa de la Comisión europea cuando hierve en los mentideros financieros -aunque no haya trascendido en toda su dimensión al gran público- un vasto escándalo de blanqueo de dinero en Europa, precisamente protagonizado por determinados bancos de la región. El primer fraude detectado ha sido el del Banco ABLV de Letonia, fulminantemente liquidado tras las acusaciones de las autoridades americanas. El escándalo ha proseguido con la filial del mayor banco danés, el Danske Bank, en territorio estonio, por conductas eufemísticamente referidas por su supervisor nacional como 'insuficientemente legitimadas'. Sus presuntas actividades delictivas de blanqueo están siendo investigadas en distintos países, siempre en relación con transacciones dudosas con origen en Rusia y que pueden alcanzar en su conjunto los 200.000 millones de euros entre 2007 y 2015.
Entidades financieras como Deutsche Bank, Bank of América, JP Morgan Chase y Swedbank son, según Reuters, otras de las presuntamente involucradas en este tipo de escándalos por pagos asociados con la sucursal en Estonia del banco danés antes citado y relativos a operaciones conectadas con Estados Unidos. La cercanía física y cultural de los países bálticos y Rusia ha estrechado desde antiguo los lazos financieros entre ambos bloques, entre los que se hallan los hechos irregulares narrados, denunciados casi siempre por investigadores estadounidenses. Chipre y Malta son otras de las demarcaciones que acumulan en sus bancos ingentes depósitos presuntamente irregulares con procedencia rusa. Las quitas a las que fueron sometidos los bancos chipriotas -de clientela rusa y colindante- previas al rescate del país en la crisis de junio de 2012 y que no provocaron queja alguna por parte de los afectados, avalan la tesis de su presunta clandestinidad.
El problema del lavado va más allá de los flujos rusos. Enormes sumas de divisas manejadas por las mafias en las jurisdicciones ocultas multiplican por mil el problema dificultando su erradicación definitiva. Añadidamente, la lista oficial de paraísos fiscales publicada por la Unión europea es a todas luces ridícula, y prueba repetidamente que los intereses nacionales directos o indirectos priman sobre la coordinación general incluso en temas de extraordinario calado como el de las jurisdicciones no colaboradoras fiscalmente.
La Audiencia nacional también investiga la relación existente entre tres entidades financieras operantes en España y un fraudulento chiringuito financiero de las Rozas (Madrid) desmantelado en 2017, de nombre 'Bandenia', por posible colaboración en materia de blanqueo de capitales.
Las irregularidades descritas no se hallan totalmente impunes. Según Moody's las multas aplicadas a los bancos europeos entre 2012 y 2018 ascendieron a más de 16.000 millones de dólares. Ello no resulta exorbitado si tenemos en consideración que, según relata Europol, la Oficina Europea de Policía, órgano encargado de facilitar las operaciones de lucha contra la delincuencia en el seno de la UE, las operaciones fraudulentas superan en su conjunto los 200.000 millones de euros anuales en la Europa de los 28.
En otro informe, la Comisión europea ha agregado al fútbol profesional, los puertos francos y los visados de pago para acordar la residencia a personas acaudaladas, a la lista de sectores proclives al blanqueo de dinero, así como a las casas de apuestas y las fundaciones y organizaciones no lucrativas. Tampoco hay que excluir las redes de criptomonedas.
Con lo que antecede, es fácil comprender la preocupación institucional que se halla detrás de la reciente comunicación de la Comisión Europea ante un problema de circulación de dinero ilícito, y aun criminal, en el seno de los propios bancos de la Unión y que representa un flujo de miles de millones de euros anuales.
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