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Desde el domingo, una vez celebrada la conferencia telemática de Sánchez con los presidentes de las autonomías y conocidas las críticas que expresó el lehendakari sobre el cierre de la economía no esencial, unilateralmente adoptado, desde algunos sectores se ha pretendido fabricar la idea de ... que Urkullu se encontraba solo y aislado, y que además actuaba como vicario de Confebask, en contra de los trabajadores. Como se sabe, el lehendakari no fue el único que puso objeciones al modelo de cierre rígido y uniforme. Presidentes del PSOE y PP compartieron con Urkullu la necesidad de flexibilizar el modelo de cierre. Ahí estaban, entre otras, las comunidades de Valencia, Galicia, Asturias y Navarra. La presidenta Chivite dos días antes había defendido en el Parlamento su posición contraria a adoptar más medias restrictivas. Es más, creo que en dicho pleno nadie propuso incrementar la restricción.
Estamos ante cuestiones muy complejas. No sirven los modelos simples, basados en dilemas tipo blanco o negro. En teoría el problema puede ser abordado como un dilema entre salud o economía. En la práctica tal dilema es falso, especialmente desde que se adoptó como estrategia el confinamiento, con mantenimiento de las actividades económicas esenciales y otras, garantizando siempre la protección sanitaria. No se está ante un dilema excluyente sino ante un binomio sumatorio donde el factor dominante y prioritario debe ser siempre la salud.
Siendo importante lo anterior, lo relevante e imprescindible es que en todas las actividades autorizadas se cumplan con rigor las medidas de seguridad sanitaria. La preocupación de los sindicatos es legítima y razonable, pues saben que hay centros de trabajo donde no se cumplen las medidas de control sanitario, y, por lo tanto, si no se adoptan medidas con urgencia, esas empresas se pueden convertir en focos de contagio. A día de hoy desconozco si existen estudios oficiales donde se concluya que desde que se decretó el estado de alarma los centros de actividades autorizadas no esenciales se hayan convertido en focos de transmisión incontrolados.
La clave está en desarrollar la actividad con seguridad sanitaria. Si en una empresa no pueden cumplir con garantías esas medidas, debe ser ordenado el cierre, aunque la actividad sea esencial. Por eso es fundamental establecer con urgencia una mesa de encuentro de los gobiernos con sindicatos y empresarios para negociar un protocolo de salud en los centros de trabajo, donde se determinen las condiciones de compatibilidad entre salud y actividad económica y los sistemas de control para su efectivo cumplimiento. La salud exige hoy en nuestro ámbito este acuerdo entre Gobierno, sindicatos y empresarios.
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