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Asociación Ambiente europeo
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Hay productos químicos que son instantáneamente tóxicos, pero el plástico es un tóxico insidioso

Martes, 4 de junio 2019, 23:25

Entre todos los inventos de la humanidad el más característico es la basura. La naturaleza no produce basura: los deshechos de la vida se reciclan en un sistema cerrado casi perfecto. Pero llegó el ser humano y lo cambió todo. Bueno, cambió todo en unos ... cuantos millones de años, pues la basura se hizo largamente dañina con la invención de materiales que la naturaleza no puede digerir. Hace poco se difundieron unas imágenes que la prensa comparó con una película postapocalíptica, pero se trataba del fondo del Mediterráneo en el estrecho de Messina, entre Sicilia y la Italia peninsular. Allí se ha encontrado la mayor concentración de basura conocida en un lecho marino. Y mucha, pero mucha de ella, como era de esperar, es plástico. Hay productos químicos que son instantáneamente tóxicos, pero el plástico es un tóxico insidioso, de muy larga duración: se va haciendo más pequeño como el increíble hombre menguante y entra en los cuerpos de los seres vivos para descomponer la maquinaria celular. Así también la basura moral descompone el cuerpo social, como han dicho los moralistas de todos los tiempos. Basura que a veces -literalmente- lo envenena. Estamos hartos de ver a gentes que desde la política organizan sus tramas y son pillados con las manos en la masa podrida de la compraventa de intereses y favores, pero ahora han pillado a un lobby empresarial con sus largas manos metidas en harina deshonesta. El primer paso, el marco general, como siempre, es el engaño: disfrazado de inocente y benéfico organismo asesor, de institución científica dedicada al bien común, el International Life Sciences Institute (ILSI) ha asesorado a la ONU y a la Unión Europea y ha podido influir -no para bien- en las políticas de protección de sus ciudadanos, quitándoles eficacia. Pues tras de analizar 17.000 documentos, dos universidades, la de Cambridge y la de Bocconi, más la campaña US Right to Know, han encontrado que los patrocinadores privados del ILSI lo utilizaron para contrarrestar políticas de salud pública. Para Alex Malaspina, fundador del ILSI y exdirectivo de Coca-Cola, las directrices dadas por el Gobierno de EE UU con objeto de reducir el consumo de azúcar eran «un verdadero desastre», dijo en un email. Pero a nadie le había dado mala espina que Malaspina procediera de Coca-Cola o que Monsanto hubiera hecho al ILSI una generosa donación de 500.000 dólares antes de que aquel concluyera que el glifosato «probablemente no era cancerígeno para los humanos». Hasta que empezaron las denuncias por conflictos de intereses. Así pues, lo que sí parece probable, a la vista de las pruebas que van saliendo, es que el ILSI haya hecho todo lo posible por meterle al cuerpo social toneladas de azúcar, aditivos y herbicidas a través de los cuerpos de cada uno de nosotros. Mal de muchos, beneficio de unos pocos.

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