Bajo los focos

Así las cosas, el domingo hay elecciones en Galicia y en el País Vasco, que son comunidades en las que se dan rebrotes preocupantes de coronavirus y en las que se votará con mucha mascarilla. No es una casualidad funesta, sino pura estadística. Ya hay otros 71 brotes activos en el país. El ministro Illa informó ayer de que se reparten por quince de las diecisiete comunidades autónomas. Se trata de un infrecuente caso de sintonía interterritorial.

¿Cómo afectará todo esto a las elecciones vascas y gallegas?Pues no se sabe. Puede que la gente tenga miedo de ir a votar. Pero puede que la gente tenga más miedo del futuro y no se permita no votar. La Junta Electoral asegura que para hacerlo se dan las medidas de seguridad y ayer Urkullu argumentó que, si es posible ir a la playa o al monte, también será posible ir a votar. El razonamiento, desde luego, es rarísimo. Hasta donde yo sé, a los montañeros y a los bañistas no se los convoca por carta certificada y con amenaza de sanción a presidir el hamaiketako en el Gorbea o a ejercer de vocal en la mesa del chiringuito de Laredo. Da la sensación de que las elecciones se han convertido en algo que conviene resolver cuanto antes, por lo que pueda pasar. Oquizá el lehendakari no ha reparado en que lo de abrirle paso en todo momento en el colegio electoral y dejarle espacio libre alrededor, para las fotos, solo se lo hacen a él.

Los niveles de emoción, secreto y elucubración fueron en la tarde de ayer tales que al final resultó difícil saber si Nadia Calviño salía elegida presidenta del Eurogrupo o Papisa de Roma. Cuando al fin se conoció que la candidata española perdió en la votación definitiva contra el irlandés Donohoe, yo creí ver la jugada:«Nos ha faltado el apoyo de los cardenales latinoamericanos por la cosa de la Teología de la Liberación». Al caer en la cuenta de que no se trataba del Vaticano, sino del euro y la UE, me acordé de José Luis Uribarri y el apoyo que eché entonces a faltar fue el de Portugal y el de Estonia, que siempre acude a estas cosas con baladas popmuy efectivas. Reconozco que no he llegado a tener claro cómo iba lo del Eurogrupo. Pero creo que tampoco me voy a enterar si la derrota de Calviño pasa ahora, como se intuye, a nuestro debate público con la sutileza de otra guerra ruidosa y fratricida que dura diez minutos.

López Obrador escribió en 2017 un libro, 'Oye, Trump', en el que decía cosas como esta:«Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen sobre los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos».Es curioso, López Obrador se reunió el miércoles con Trump y no le dijo: «Oye». Más bien le elogió la «comprensión y el respeto». Hay gente que en persona pierde mucho. Trump lleva por su parte años jactándose de que va a levantar un muro que pagarán los mexicanos y olvidó decírselo, y cobrárselo, justo al presidente de México.