¡Ay, la avispa!
TV ·
boquerini
Sábado, 24 de agosto 2019, 00:29
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boquerini
Sábado, 24 de agosto 2019, 00:29
La crisis del 'Open Arms' ha sido la gran noticia televisiva de este agosto. Quizá no la más importante, pero sí con la que más se han volcado las televisiones, que es lo que importa en esta columna. La mejor cobertura ha sido sin duda ... la de Televisión Española ya que la cadena pública ha tenido durante estos 20 días a una enviada especial a bordo del buque, transmitiendo crónicas y reportajes mañana, tarde y noche: La estupenda Yolanda Álvarez, que ha dignificado el sentido de la televisión pública. Ha mostrado el recate, la vida a bordo, ha entrevistado a tripulación y a náufragos y los ha acompañado minuto a minuto hasta su deseado desembarco en la isla italiana de Lampedusa.
Pero Yolanda, preparada para todo, para temporales, para las crisis de ansiedad de los rescatados, para las interminables negociaciones sobre dónde se debía dirigir el barco, para interminables esperas, incluso para las bravuconadas de Salvini, no estaba preparada para lo más fácil. Una vez en tierra firme, en la isla de Lampedusa, con los emigrantes por fin en tierra firme, se dispuso el pasado miércoles en el telediario de mediodía a realizar una última conexión en directo. Una información concisa y correcta, como siempre. Pero al final de la crónica parece que Yolanda se apresura. Finaliza rápidamente y antes de que al realizador le dé tiempo a meter el siguiente vídeo, se ve que la reportera se agacha y desaparece de imagen. El micrófono todavía abierto, recoge su queja: «¡Qué me está picando una avispa!»
Una aguerrida reportera curtida en mil batallas, que ha lidiado con náufragos, supervivientes de una terrible guerra, con absurdas componendas políticas con los partidos políticos atizándose entre sí en los maltrechos cuerpos de los rescatados, con el inhumano Salvini echando gasolina al fuego… y que cuando por fin tras interminables días a bordo de un 'Open Arms' atestado de rescatados, pisa tierra, es atacada por una simple avispa. Tremenda paradoja: no hay enemigo pequeño, solo hay que saber atacar en el momento justo, y en el caso de la avispa atacó con su aguijón a Yolanda Álvarez en el único momento en que no se podía defender: cuando informaba en directo del final feliz de la crisis del 'Open Arms'.
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