¿Arderá el Nilo?
Para nerviosismo de Egipto, los etíopes comenzaron a llenar la gigantesca presa del Renacimiento
Historiador, especialista en el islam contemporáneo
Domingo, 26 de julio 2020, 23:58
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Historiador, especialista en el islam contemporáneo
Domingo, 26 de julio 2020, 23:58
Etiopía ha construido la presa del Renacimiento Etíope, un embalse gigantesco sobre el Nilo Azul. Ahora comienzan a rellenarlo y, como es lógico, en Egipto se están poniendo algo nerviosos. La única diferencia entre Egipto y el desierto del Sahara es el Nilo. Por lo ... tanto, cualquier cosa que perturbe en lo más mínimo su caudal supone una amenaza de muerte para los cien millones de egipcios. No es un asunto que pueda tomarse a la ligera.
El Nilo que mantiene con vida a Egipto es el resultado de la fusión del Nilo Blanco, que proviene del lago Victoria, entre Kenia, Uganda y Tanzania, y el Nilo Azul, que proviene del lago Tana, en Etiopía. Ambos se juntan cerca de Jartum, en Sudán. El Nilo Blanco mantiene un caudal relativamente constante pero el Nilo Azul sufre amplias variaciones, desde 552 metros cúbicos por segundo en abril-mayo hasta caudales diez veces superiores durante toda la estación húmeda e incluso 16 veces mayores en agosto-septiembre. Es decir, la inundación anual del Nilo en Egipto es obra del Nilo Azul, así como el 80% del agua y de los sedimentos.
Por supuesto, todo eso de la inundación anual y los sedimentos pasó a la historia cuando se construyó la pequeña presa de Asuán en 1909, y más luego con la gran presa de Asuán levantada por Nasser en la década de 1950. La inundación anual podía variar mucho de un año para otro, colocando a Egipto al borde de la hambruna y el colapso. La presa permitía regular con precisión el consumo de agua y además producir grandes cantidades de energía eléctrica. Asuán es incluso más grande que la presa del Renacimiento -157 km³ contra 74-, pero su construcción no planteó crisis geopolítica alguna pues únicamente afectaba a Egipto.
Cuando los etíopes empezaron la construcción de su megaembalse, en 2011, empezaron las tensiones con Sudán y con Egipto. El Gobierno etíope se mostró conciliador y habló de postergar el inicio del llenado desde la fecha inicialmente prevista, en este mismo mes de julio, hasta octubre. En realidad, las imágenes de satélite demostraban que el llenado de la presa ya había comenzado. El anuncio oficial etíope hace unos días se limita a establecer un hecho consumado, pero resistiéndose a reconocer la trapacería. Primero dijeron que el nivel de la presa estaba subiendo por las lluvias, pero los sudaneses denunciaron que el caudal del Nilo Azul había descendido en noventa millones de metros cúbicos diarios.
En realidad, una vez llenada la presa etíope del todo, la situación volvería a la normalidad. El problema es la fase de llenado. Los egipcios tardaron doce años en rellenar Asuán, y ellos no necesitaban ponerse de acuerdo con otros países. La presa del Renacimiento es tan grande que se podrían tardar entre cinco y quince años en rellenarla por completo.
Todo depende del ritmo de relleno y ahí está la clave del asunto: Los egipcios nunca pretendieron impedir la obra -sabían que era una batalla perdida- sino garantizarse un flujo de agua anual mínimo. Los etíopes no han querido acceder a las demandas de El Cairo y en general se han resistido a entablar negociaciones.
Lo cierto es que si Etiopía insiste en actuar de manera unilateral, como ha venido haciendo hasta ahora, las opciones egipcias resultan limitadas, casi nulas de hecho salvo que cuente con el apoyo de Sudán o de Eritrea. Las reservas de agua acumuladas en la presa de Asuán les dan cierto margen de flexibilidad, un par de años quizás, antes de que sus reservas desciendan de manera alarmante. ¿Y después?
Las fuerzas aéreas etíopes son muy débiles por su escaso número y por lo anticuado de sus aparatos, pero la presa es una estructura extremadamente masiva, poco o nada susceptible de sufrir daños relevantes, por ataques aéreos, incluso aunque fueran prolongados y de extrema intensidad. Sin embargo, si todo lo demás falla, Egipto no carecería de opciones militares. La presa del Renacimiento está a quince kilómetros de la frontera entre Etiopía y Sudán. Contando con el apoyo sudanés, los egipcios podrían plantarse allí con un ejército y dada la relación de fuerzas, los etíopes no podrían detenerlos ni impedir que desmantelasen la presa.
En cualquier caso, todo depende del ritmo al que los etíopes rellenen su embalse. Si son prudentes, este asunto será otra de tantas tormentas en un vaso de agua que sobrecargan la política internacional, pero si cometen la locura de apretar demasiado, la reacción egipcia podría ser visceral, y los etíopes podrían encontrarse con una invasión.
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