El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

La metáfora perfecta del cambalache ideológico, la 'melange' (por no decir empanada) y el todo vale en el que andamos sumidos la representa un caniche de Brigitte Bardot con un chaleco amarillo. Supongo que Brigitte le ha puesto hoy a su chucho un chaleco como ... mañana le podrá poner una correa de diamantes o una chamarra motera de cuero... Porque está de moda. Ahora lo que se lleva es ladrar. Incendiar las calles es (nunca mejor dicho) el último grito. Así que Pamela Anderson, tan sensible a las últimas tendencias, también se ha sumado a las protestas en Francia en contra de la subida del precio de los carburantes. Una ecologista singular Pamela... Está radicalmente en contra de las pieles pero a favor del gasoil. El chaleco amarillo se perfila ya como el complemento ideal para la temporada Otoño-Invierno, junto con la minifalda (que vuelve). Brigitte y Pamela están hartas de explotar la minifalda así que han optado por el novedoso y favorecedor chaleco en tonos lima. Tal vez solo se lo quiten el día que sus mascotas empiecen a toser por culpa del CO2.

Publicidad

Los chalecos reflectantes son el reflejo de una sociedad confusa y contradictoria: reivindicamos nuestro derecho a respirar un aire limpio y al mismo tiempo queremos la gasolina barata. Decir que el abuso del coche, comparado con lo que sueltan las fábricas, no representa un factor importante en la contaminación de la atmósfera es comparable al débil argumento de ciertos fumadores empedernidos que aseguran que el humo del tabaco apenas afecta a sus pulmones en comparación con lo que sueltan los tubos de escape. Seguro que muchos de los que han tomado la calle estos días en Francia tienen poderosas razones para protestar. Pero no sé si su forma de expresarlo pasaría la ITV.

De la Revolución, con mayúsculas, se ha pasado en Francia (y en la aldea global) al 'tótum revolútum', donde protestan codo con codo quien se queja del precio de la gasolina junto a quien pide que no haya más de 25 alumnos por clase, el que denuncia el cierre de una oficina de correos y la que clama por la deslocalización de una empresa, la ecologista y el 'ultra'... Les une la rabia, que es un pegamento universal, y tiene color amarillo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad