Quien no se consuela es porque no quiere. Y los socialistas dicen tener razones para el optimismo pues, tras la debacle sufrida en las elecciones gallegas, las encuestas les reservan un papel decisivo en la formación de los gobiernos autonómicos que salgan, tanto de las ... elecciones vascas del 21 de abril donde, con apenas una decena de escaños, tendrían la llave que abre las puertas de Ajuria Enea previsiblemente al PNV, dando cerrojazo a EH Bildu; como de las catalanas del 12 de mayo, donde el PSC podría, en cambio, ganar las elecciones, como ya hizo en 2021, aunque lo de llegar a gobernar sea harina de otro costal.

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Y es que no es oro todo lo que reluce ni están los tiempos para prometérselas tan felices. Basta escuchar a quienes sostienen en parihuelas el Gobierno de Pedro Sánchez para darse cuenta de que el margen de maniobra de los de Salvador Illa y los de Eneko Andueza es más bien escaso.

En el caso vasco, la situación quedó perfectamente esbozada por Andoni Ortuzar en una entrevista publicada el pasado domingo de Aberri Eguna donde, a la pregunta de si el PNV retiraría su apoyo a Sánchez en caso de darse un acuerdo entre el PSE-EE y EH Bildu, el dirigente jeltzale lanzaba un primer aviso a navegantes: «Jugaríamos nuestras cartas, que son muchísimas, y Pedro Sánchez sabe cuáles son. Él vería». «El problema es que Bildu podría hacer lo mismo, presionar a Pedro Sánchez», decidía repreguntar la periodista en busca de mayor claridad. A lo que Ortuzar respondía con un trabalenguas del estilo de los de Mariano Rajoy, en el que venía a decir que «Bildu necesita más a Sánchez que el PNV. Sánchez necesita mucho al PNV y Bildu necesita mucho a Sánchez». «¿Y si Sánchez decidiera que Bildu es el caballo ganador?», insistía su interlocutora. «El verá, ya digo que Sánchez necesita más al PNV que el PNV a él».

Mensaje recibido pues, ayer mismo, de viaje por Oriente Medio, el presidente español tranquilizaba a los jeltzales diciendo que no está en su ánimo traicionarles lanzándose a nuevas aventuras con Bildu.

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En cuanto a Cataluña, la situación parece bastante más endiablada. Hay quien habla ya incluso de una posible repetición electoral no solo porque, en caso de que Salvador Illa consiguiese el apoyo de ERC para gobernar, Junts dejaría caer a Sánchez, sino porque, si al independentismo le diera la suma para hacerse con la Generalitat, Puigdemont jamás permitiría que el president volviese a ser Aragonés, con quien le une una legendaria enemistad personal.

Dado que un escenario en el que el PSC gobierne con apoyo de los Comunes y las derechas del PP, Ciudadanos y Vox resulta impensable, solo cabe deducir que el candidato y líder de los socialistas catalanes estaría predestinado a cumplir el destino que le reserva su nombre bíblico ahora que venimos de la Semana Santa de Pasión. Cuestión de prioridades. Quien gane las elecciones en Euskadi y Cataluña resulta irrelevante. La misión de sus súbditos es 'salvar al soldado Sánchez'. Aunque para ello tengan que autoinmolarse.

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