Afrenta a las víctimas
Editorial ·
La charla en la UPV de un exetarra condenado por dos asesinatos refleja la insistencia de una minoría en el ensalzamiento social de los verdugosEL CORREO
Martes, 10 de diciembre 2019, 00:56
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Editorial ·
La charla en la UPV de un exetarra condenado por dos asesinatos refleja la insistencia de una minoría en el ensalzamiento social de los verdugosEL CORREO
Martes, 10 de diciembre 2019, 00:56
Los terroristas que no han mostrado signo alguno de arrepentimiento por su macabra trayectoria deberían tener al menos la consideración de no ofender la memoria de las víctimas a las que tanto dolor han causado ya. Resulta un escarnio que el exetarra José Ramón López ... de Abetxuko, que ha rehusado cualquier autocrítica sobre sus crímenes, utilice la tribuna de la Universidad pública vasca para ofrecer una charla sobre la situación de los presos enfermos de la banda. Mucho más que el acto coincida con la celebración hoy del Día de los Derechos Humanos -los mismos que él ha pisoteado de forma reiterada e irreversible- y vaya a celebrarse a escasos metros del lugar donde ETA acabó con la vida del exvicelehendakari Fernando Buesa y de su escolta Jorge Díez.
El asesino convicto del jefe de los Miñones de Álava Jesús Velasco y del responsable de la Policía Municipal de Vitoria Eugenio Lázaro no puede ser un referente para la juventud vasca. Ni dar lecciones de convivencia en una Euskadi que aún se cura las heridas de décadas de barbarie terrorista tras la victoria de la democracia sobre quienes pretendían imponer a sangre y fuego sus ensoñaciones totalitarias. Tras haber cumplido una pena de 30 años, López de Abetxuko es un ciudadano cuya libertad de expresión y derechos protege el Estado constitucional que él intentó destruir con las armas. Pero el hecho de que sea legal la conferencia que compartirá con el abogado Txema Matanzas -condenado también en su día por integración en ETA- no significa que su participación en un acto de esa índole en un local de la UPV sea éticamente aceptable.
Por contra, constituye una ofensa gratuita e inadmisible a las víctimas. Una mínima sensibilidad hacia ellas tendría que haber aconsejado la suspensión de la charla organizada por la red de apoyo a los presos Sare o la sustitución de su principal protagonista por otro menos significado en el uso y justificación de la violencia. Por alguien cuya simple presencia no supusiera una legitimación implícita del terrorismo. Tampoco la UPV, una institución pública donde deben primar los valores de la tolerancia, parece el foro más adecuado para el evento, pese a las explicaciones legalistas que ha esgrimido para justificar la cesión de sus instalaciones y su petición expresa a Sare de que evite gestos que hieran a las víctimas. La normalización hacia la que camina Euskadi es incompatible con el ensalzamiento social de los verdugos y con su tratamiento como héroes por parte de una minoría que no acaba de asumir el inicio de un nuevo tiempo tras la desaparición de ETA.
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