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Ángel Garraza
Lunes, 14 de abril 2025, 23:42
Quedan siete jornadas del campeonato, con todo aún por decidir, incluso con el sueño de hacer algo importante esta temporada por cumplir después de que ... el objetivo prioritario hace tiempo que está garantizado. El Mirandés ha sumado sólo un punto de los últimos nueve que se han puesto en juego, pero si el análisis tiende al positivismo y se mira la botella medio llena lo cierto es que se ha dejado unidades en el camino por errores propios.
No porque su rival haya sido muy superior. Salvo el Deportivo, que en fases de la primera parte y en los instantes finales de la contienda demostró que tiene jugadores de mucha calidad de medio del campo hacia delante, los contrarios no han sido mejores. Los coruñeses, en líneas generales, tampoco porque el conjunto rojillo dispuso de ocasiones suficientes para haber salido de Anduva con tres puntos más.
Pero no lo hicieron y esta es una situación a corregir en el mes y medio que queda de campeonato doméstico. El entrenador, Alessio Lisci, lo reconocía tras concluir el compromiso ante los blanquiazules: «Tenemos que ser más inteligentes, más listos», al recordar que se están quedando en el camino puntos muy valiosos en la carrera por alcanzar un sueño imposible de imaginar no hace mucho tiempo.
Sucedió en el Pepico Amat ante el Eldense. La victoria por 0-2, siendo superior al cuadro local, no hacía prever que acabar en tablas ese choque. Fallos de Julio Alonso, primero, y de Víctor Parada después, al cometer penalti por sacar los codos, propiciaron los goles de los azulgranas.
Volvió a ocurrir a domicilio en Albacete. El Mirandés no jugó en el Carlos Belmonte su mejor partido, pero empataba, había tenido opciones incluso de hacer un tercer tanto y en un error grosero, esta vez de Juan Gutiérrez, y del resto de compañeros en tareas de retaguardia que no defendieron bien en la última jugada del choque, se quedó sin puntos.
Y ahora, ha vuelto a suceder. En esta oportunidad, en Anduva, donde no se había producido una situación similar este año. Los de Lisci empezaron mal el duelo, cometían errores impropios en entregas fáciles por parte de unos jugadores que han demostrado estar suficientemente capacitados para que esto no pase de una mera anécdota.
No obstante, la esperada reacción, a la que ya se ha acostumbrado la afición rojilla porque se ha podido variar el desenlace de encuentros en casa en las segundas partes cuando al principio habían comenzado 'torcidos', llegó también este domingo en una vuelta de vestuarios volcánica de los locales.
El triunfo, importante para acechar a los dos primeros clasificados, se masticaba hasta que un penalti cometido en esta oportunidad por Egiluz en el minuto 90 dio al traste con el premio para quedarse con sólo una unidad más en la tabla.
Se han perdido en tres de los últimos cinco compromisos un total de cinco puntos en los instantes finales. ¿Cómo estaría el Mirandés sin esos errores groseros de las últimas citas? En ascenso directo, con 64 puntos, superando a Racing y Levante y a solo dos del líder Elche, al que tiene ganado el golaveraje entre ambos.
Bien es cierto que cualquier equipo puede recibir un gol en las postrimerías del duelo. Ocurre. Tantos que logran los porteros cuando suben a rematar saques de esquina en la última acción o que se logran en el tiempo añadido para variar el marcador. Pero también lo es que al Mirandés le está sucediendo con una asiduidad mayor y por fallos que, dan la sensación, son evitables, más allá de que esta disciplina deportiva consista en un juego de errores que el contrario debe aprovechar.
«La presión es absurda. Ese es el problema. Nosotros tenemos que jugar con la cabeza limpia. Los números que tenemos que hacer están a tiro. Lo más gordo lo hemos hecho para encarrilar eso y tenemos que focalizarnos en esos puntos y ya está. No en qué ha hecho este equipo, el calendario, la semana que viene... que no. Hay que estar tranquilos y pensar en nosotros, que es lo que hemos hecho en una buena parte de la Liga y nos ha dado frutos», sostiene Lisci.
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