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raúl canales
Sábado, 28 de agosto 2021, 23:33
El Sporting recordó ayer al Mirandés que en Segunda hay que ir partido a partido. El ilusionante inicio de los rojillos había disparado la ilusión entre la masa social, pero en El Molinón al equipo se le notaron algunos defectos que en las tardes anteriores ... habían pasado inadvertidos, o al menos maquillados por las muchas virtudes exhibidas.
Defensivamente el equipo fue endeble, y eso ante un rival que tiene pegada, se paga caro. Los locales fueron justos vencedores y solo vieron peligrar su triunfo en la recta final del duelo, cuando Simón Moreno recortó diferencias tras una acción a balón parado.
El Sporting actual difiere poco del que la pasada temporada se quedó a un paso del play off, tanto en nombres como sobre todo en estilo. Una de las pocas caras nuevas es el Puma Rodríguez, una auténtica pesadilla para la zaga rojilla durante toda la tarde y que metió en más de un compromiso a Carreira. El lateral recientemente convocado para la sub 21 se vio desbordado en muchas acciones, aunque tampoco sus compañeros le ayudaron mucho, ya que ni Gelabert en la primera mitad ni Brugué en la segunda, colaboraron en tareas defensivas.
Poco a poco comenzaron a llegar las aproximaciones peligrosas a la portería defendida por Lizoain. Djuka, Puma y Pedro perdonaron en varias ocasiones, hasta que Babin encontró un rechace dentro del área y fusiló al meta rojillo. El central estaba habilitado por escasos centímetros, en una acción que fue largamente revisada en el VAR antes de subir al marcador.
Ni siquiera el gol en contra espoleó a un Mirandés que no se sintió cómodo sobre el césped del Molinón. Sin balón, a los rojillos les cuesta, y ayer no pudieron disfrutar de posesiones largas ni desplegar su calidad.
Desajustes defensivos
En la segunda mitad, cuando por fin pudieron tener más la pelota, se toparon con el muro local. Y es que los de David Gallego son un bloque sin apenas fisuras y al que es muy complicado encontrarle las cosquillas.
Lolo Escobar buscó soluciones con el ingreso de Rementería y Brugué, pero los cambios no alteraron el guión del partido. Tampoco el eléctrico Hassan pudo desplegar su manual de regates y ganar el uno contra uno, lo que buscaba el técnico para desatascar un duelo en el que los minutos iban pasando sin apenas nada reseñable. Y lo poco que sucedía, era casi siempre en el área defendida por el Mirandés.
Djuka se las ingeniaba para captar la atención de los dos centrales y descargar a sus compañeros, que aprovechaban los espacios que dejaba el Mirandés tanto en las bandas como a las espaldas de sus pivotes.
Ante el Amorebieta el Mirandés ya había asumido ciertos riesgos en la salida de balón que pudo solventar sin consecuencias. Ayer el Sporting tenía el colmillo afilado esperando cualquier fallo para liquidar el encuentro. Lo hizo en una pérdida de Imanol que acabó llegando a las botas de Pedro Díaz, que tuvo tiempo de colocársela, mirar y golpear junto al palo de Lizoain. Buen gol, pero que dejó en evidencia los desajustes defensivos mirandesistas.
A partir del tanto, el Sporting levantó el pie y Escobar se jugó la última baza que le quedaba, meter a Anderson para dar más libertad a los carrileros. Una solución táctica que dio resultado solo a medias, ya que el Mirandés logró el tanto que necesitaba para meterse en el partido pero no gracias a una jugada colectiva. Fue en una falta lateral que Meseguer peinó y Simón moreno empujó a la red.
Sin reacción
Quedaban más de diez minutos para el final del encuentro y se esperaba el arreón de los visitantes, pero la versión más práctica del Sporting salió a relucir nuevamente para dormir el choque. Los locales no se pusieron nerviosos y se cansaron de mover la pelota de lado a lado del campo ante la impotencia de un Mirandés que veía como se le escapaban sus opciones de remontada.
Ni siquiera pudieron los rojillos volver a acercarse con peligro a las inmediaciones de Mariño. De hecho, las dos únicas ocasiones en ese tramo correspondieron a los locales, con disparos de Djuka, Puma y Gaspar Campos.
El resultado final consolida a los asturianos en la zona alta de la tabla, con los mismos argumentos que le permitieron luchar hasta el final el año pasado aunque con más pólvora arriba, mientras que al Mirandés le sirve para alejar cualquier atisbo de historia. La temporada aún está comenzado y la plantilla rojilla está a medio hacer, ya que en las próximas horas tienen que aterrizar en Anduva al menos tres futbolistas más, retoques que permitirán calibrar realmente el nivel definitivo de un equipo que promete mucho, porque cuenta con buenos mimbres, pero al que aún le falta rodaje.
Sporting
Mariño; Guille, Babin, Valiente, Kravets; Pedro Díaz, Gragera; Aitor (Gaspar, min. 75), Fran Villalba (Nacho Méndez, min. 76), José Luis (Campuzano, min. 91); y Djurdjevic (Pablo, min. 94).
2
-
1
Mirandés
Lizoain; Carreira, Odei, Capellini, García de Albéniz; Álex López (Rementeria, min. 46), Oriol Rey (Arroyo, min. 75), Meseguer; Gelabert (Brugui, min. 46), Simón Moreno e Íñigo Vicente (Hassan, min. 59).
Goles: 1-0, Babin (min. 34). 2-0 Pedro Díaz (min. 71). 2-1 Simón Moreno (min. 82).
Árbitro: Arcediano Monescillo (Comité castellanomanchego). Amarilla a Gragera, Guille, Valiente; Íñigo Vicente y Oriol Rey.
Incidencias: El Molinón Enrique Castro «Quini». 10.240 espectadores.
Los detalles Primera derrota de la temporada del Mirandés. El nuevo fichaje Alejandro Marqués aún no entró en la convocatoria para este partido al no haber entrenado con el equipo.
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