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Ángel Garraza
Domingo, 6 de abril 2025, 18:00
No hay manera de ganar a domicilio. El Mirandés lleva desde el último partido de diciembre, del año 2024 y de la primera vuelta sin ... sumar los tres puntos cuando ejerce como visitante. Y el Zaragoza, que acumulaba el mismo tiempo sin ganar como local, lo hizo frente a unos rojillos que volvieron a firmar un partido muy gris.
Si ante el Albacete siete días antes pudieron ganar y una jugada desafortunada en cadena en el último segundo les privó de añadir un punto a su casillero, en La Romareda el equipo se mantuvo vivo en el encuentro, como siempre hace, pero sin la energía, chispa, frescura y la convicción que derrochan en Anduva.
Fuera de casa, en este 2025 que cumple su cuarto mes, se convierte en un conjunto diferente, más vulgar, que ayer dio muestras incluso de cansancio y falto de fuerzas en algunos hombres durante la recta final del duelo disputado en suelo aragonés.
No llegaron, en ese tramo, ni las ocasiones para un equipo que encajó cuando había inclinado el partido a su favor. Una vez que marcó el Zaragoza en una de las dos acciones con relativo peligro en las que se acercó a los dominios de Raúl Fernández durante la segunda parte, se jugó a lo que quiso el cuadro maño.
Vamos, que a nada. A que el balón no estuviera en movimiento. Pérdidas de tiempo consentidas por el colegiado Arcediano Monescillo, lógicas por parte de los anfitriones, que tiraron de veteranía, pero tenían que haber sido objeto de más atención por el colectivo arbitral; faltas, muy rigurosas en contra del Mirandés, sin olvidar la cartulina amarilla que recibió Hugo Rincón en los primeros 45 minutos. Bastante dudosa, por cierto.
Pero tampoco se puede decir que regresara de vacío el cuadro de Lisci por la actuación del árbitro. Perdió ante un ramplón Zaragoza, que dejó claro los motivos que han llevado a los blanquillos a 'coquetear' con el descenso. Con Franco y Adu Ares para atacar por los costados y con el balón parado como principales armas, pero suficientes para ganar a un Mirandés que, de nuevo, volvió a mostrar una cara muy gris como visitante, lo que aprovechó al máximo su adversario para sacar, con muy poco, la cabeza del pozo en el que se había metido porque arrancó la jornada dominical en puesto de descenso a Primera RFEF.
Una circunstancia, los posibles nervios que podían atenazar a los aragoneses, a la que el Mirandés no supo sacar ventaja. El resultado de todo ello es que encajó por primera vez esta temporada la segunda derrota consecutiva con motivo del segundo desplazamiento seguido. De Albacete y Zaragoza ha vuelto tras hincar la rodilla.
Zaragoza
Poussin; Francho, Vital, Jair, Clemente (Tasende, m. 75), Adu Ares Pau Sans, m.61); Aketxe (Liso, m. 75), Arriaga, Raúl Guti; Soberón (Kosa, m. 86) y Bazdar (Alberto Sánchez, m. 75).
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Mirandés
Raúl Fernández; Hugo Rincón (Julio Alonso, m. 85), Juan Gutiérrez (Álex Calvo, m. 85), Tachi (Tomeo, m. 70), Egiluz, Iker Benito; Gorrotxa, Reina, Lachuer (Butzke, m.85); Joel Roca (Izeta, m. 66) y Panichelli.
Goles : 1-0, m. 78: Jair
Árbitro: El colegiado castellanomanchego Arcediano Monescillo amonestó a los locales Aketxe (m. 45) y Vital m.50) y a los rojillos Juan Gutiérrez (m. 28), Hugo Rincón (m. 35) y Lachuer (m. 85).
Incidencias: 20.290 espectadores se dieron cita en La Romareda, con presencia de seguidores rojillos en las gradas al adquirir por su cuenta las entradas.
La vuelta de Egiluz y Tachi al eje de la zaga y la titularidad de Joel Roca en detrimento de Izeta fueron las novedades que introdujo el preparador romano en la alineación. Un tiro de Bazdar cruzado y la respuesta de Panichelli, desde dentro del área, en los primeros diez minutos daba la impresión de que iba a ser un partido de ida y vuelta, con constantes llegadas. Nada de eso.
Algunas incursiones por las bandas de los locales mientras se veía a un Panichelli renqueante como consecuencia de una acción fortuita con el portero zaragocista. Ahí acabó el primer periodo, sin goles y con todo por decidir en la reanudación.
En la segunda, hubo menos todavía en un choque bastante monótono y con continuas imprecisiones. Iker Benito, en el 72, tuvo el mejor acercamiento de los visitantes; atrapó Poussin.
Apenas cinco minutos después, en un córner mal defendido por los rojillos, Jair selló el triunfo para los suyos. Es el mismo jugador que marcó en el choque de la campaña pasada, pero en aquella ocasión se recordará que fue en propia puerta para dar los tres puntos al Mirandés.
Esta vez pudo resarcirse para una Romareda que estalló de júbilo cuando Arcediano pitó el final. El último cuarto de hora no se jugó nada, si bien no dio la sensación de que los mirandesistas estuvieran frescos, con ideas y con chispa para empatar. Algún balón colgado, otros que ni llegaban a su destino por falta de fuerzas provocaron los tímidos acercamientos a los dominios de Poussin. Muy escasos como para voltear el marcador.
Otro desplazamiento consecutivo sin puntuar ante un adversario que, a tenor de lo visto, hizo lo justo para ganar. Queda claro que el Mirandés se tiene que encomendar a Anduva para seguir ilusionando con alcanzar una clasificación que sería histórica para el club, una vez que hace tiempo ha logrado la permanencia.
Son sus dos caras. No haber ganado en lo que va de 2025 a domicilio conlleva que lo fíe todo a su condición de local.
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