Al Mirandés le condenó la fragilidad en las áreas

El técnico mirandesista quiso premiar los mejores minutos de Ander Martín con el Mirandés en la anterior jornada y el donostiarra apareció por segundo encuentro consecutivo en la alineación. También Joel Roca, autor del gol del triunfo ante el Málaga, se ubicó junto a Panichelli ante un rival plagado de jugadores con experiencia en la máxima categoría pero cuya trayectoria tras el descenso a Segunda no está siendo como allí esperaban.

El partido arrancó de la peor manera posible. No se había cumplido el minuto 5 y Climent atinó de un zurdazo desde el borde del área con la meta de Raúl. No había fuera de juego y el tanto subió al marcador.

Al mal inicio que se prolongó durante los cinco primeros minutos se repuso el Mirandés, que pasó a controlar el choque y a fallar un penalti, tan claro como absurdo, de Diakité. Sacó el brazo cuando la pelota se iba fuera de la línea de fondo, pero Panichelli no acertó. Paró David Gil, que adivinó su intención.

Había que reponerse a dos palos consecutivos: el tempranero gol en contra y la pena máxima fallada. Hugo Rincón remató después con la cabeza un balón que llegaba de un saque de esquina.

No llegaba mucho el Cádiz, pero una perdida provocó el pase interior de Ontiveros, Raúl repelió en un primer momento el disparo de Carlos Fernández, pero Sobrino siguió la jugada y de cabeza hizo el segundo.

Máxima efectividad de los amarillos: dos llegadas y otras tantas dianas. El conjunto rojillo dispuso de un penalti y lo marró. El propio Pancihelli remató, a continuación, fuera un centro desde la derecha. Lo tenía todo a favor, pero el cuero se fue lamiendo el poste. Es de esas acciones que el ariete no falla. No empaña su fantástica temporada, pero el '9' jabato no tenía el día.

La fragilidad en las áreas estaba condenando a un Mirandés que no lo estaba haciendo mal, pero estaba siendo peor donde se ganan y pierden los encuentros: en las zonas más próximas a las porterías.

En la tercera llegada de los gaditanos, Carlos Fernández envió el balón con la testa por encima del larguero. En otra clara ocasión de los locales.

El electrónico, sin embargo, no hacía justicia con lo que estaba pasando sobre el césped. El 2-0 en contra era demasiado abultado. Panichelli tuvo dos muy claras y quiso resarcirse al final del primer tiempo cuando tras un córner se adelantó de forma muy astuta a su par, Víctor Chust. Metió el pie y recortó distancias.

Se lo merecía el argentino. Cualquier otro futbolista se habría venido abajo al fallar dos acciones muy nítidas, pero 'Pani' está hecho de otra pasta.

Había partido en la segunda mitad. El desarrollo del duelo había evidenciado que el Mirandés podía puntuar en el Nuevo Mirandilla. Siempre hay que creer en este Mirandés. Si la primera parte empezó muy mal, en la segund Diakité, que tuvo un partido aciago, forzó un penalti absurdo; vio la roja directa por clavar sus tacos en el tobillo de Gorrotxategi. Una expulsión muy clara. Los de Garitano se quedaban con diez efectivos y el magnífico '6' rojillo pudo seguir jugando.

Otra puerta abierta para obrar la remontada. Que pudo llegar si el riojano Sesma Espinosa hubiera pitado un penalti que pareció muy claro a Joel Roca.

El choque era del Mirandés. Gorrotxategi, en una posición muy franca, remató alto con la testa. Se la quitó a Panichelli. Los de casa se dedicaban a parar a los jabatos con continuas faltas.

Lisci, a falta de media hora para el final, movió el banquillo. Hizo entrar a Víctor Parada e Iker Benito por Julio Alonso y Tomeo (había recibido una tarjeta amarilla). Quitó un central y un lateral zurdo para colocar al jugador mirandés como carrilero por la izquierda. A continuación, Hugo Rincón asistió a Ander Martín y su rosca se iba a la escuadra pero Gil se estiró para evitar el empate del cuadro mirandesista.

Ander Martín tocó por última vez la pelota con un lanzamiento de falta. El cuero iba en dirección al marco y, de nuevo, el cancerbero local desbarató la ocasión. Se estaba convirtiendo en el mejor hombre de su equipo.

Izeta suplió al de San Sebastián para jugar cerca de Panichelli. Joel Roca se mantenía para jugar por detrás de los puntas. Iker Benito se internó por el flanco izquierdo y Hugo Rincón remató con mucha intención. No encontró el destino deseado. Lachuer y Butzke se sumaron en el tramo final. Lisci iba con todo. Gorrotxategi se fue a los vestuarios antes de tiempo. El tobillo hinchado no dejaba lugar a dudas sobre los motivos del cambio.

El Cádiz no pasaba del centro del campo. Pero cuando lo hizo , en el 75, Chust cabeceó al fondo de la red un córner que había provocado Sobrino. Otra vez, la efectividad en las áreas. Ese tercer gol ya fue definitivo.