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Toni Caballero
Miranda de Ebro
Miércoles, 12 de marzo 2025, 00:01
Corría el año 2011, concretamente finales de diciembre, cuando el Atlético de Madrid contrató de urgencia los servicios de una se sus leyendas más identificativas: ... Diego Pablo Simeone. El exjugador colchonero volvía al Calderón como entrenador para tratar de revertir una situación más que complicada, a 19 puntos del Real Madrid en Liga, que tenía al tercer grande de los clubes españoles flotando en tierra de nadie y más cerca de la zona preocupante que de los ahora habituales puestos de Champions.
Fue entonces cuando nació el Cholismo en nuestro país, una suerte de religión para los atléticos que no permite a sus acólitos mirar más allá del próximo fin de semana y mucho menos soñar en voz alta con la consecución de títulos o grandes gestas. Una omertà sin actos delictivos, un código de silencio para no crear grandes expectativas y, así, poder trabajar con la mayor calma posible y lejos de la presión.
El resto es historia, de sobra conocida por cualquier futbolero, y si el Cholismo es considerado casi una religión para los seguidores del Atlético, el primer mandamiento de esta doctrina no puede ser otro que el «partido a partido».
Pues bien, todos los estamentos del Mirandés, sobretodo los internos, cuerpo técnico y plantilla, puesto que resulta harto difícil controlar la desmedida ilusión que se ha impregnado en la parroquia rojilla; se han abrazado al Cholismo como la vía más adecuada para sacar la mejor versión del equipo.
Alessio Lisci, estratega, calculador y muy supersticioso, como lo es también el propio Cholo o lo era el recordado Luis Aragonés; siempre se ha marcado retos a muy corto plazo. Ya lo hizo el año pasado, cuando se luchaba «punto a punto», dada la dimensión e idiosincrasia del club, en pos de la consecución de la permanencia en Segunda. Con la misma filosofía, el técnico y su cuerpo técnico comenzaron una temporada que se antojaba aún más cuesta arriba. Se venció al Córdoba con 13 jugadores del primer equipo en la jornada inaugural, fueron llegando nuevos soldados y el ejército, cada vez más cohesionado, no ha cedido dos derrotas consecutivas desde entonces en toda la temporada.
«Hay que valorar cada punto que sumemos en Segunda, sea uno o tres, dadas nuestras dificultades», subrayaba meses atrás el romano. El objetivo troncal del curso, los 50 puntos que a priori otorgan la permanencia, se superaron hace dos jornadas «partido a partido». Pero el camino aún no ha llegado a su fin.
Jugadores y preparadores saben de primera mano que están protagonizando una gesta histórica y, según ha podido saber ELCORREO, creen firmemente que la filosofía cholista sigue siendo la receta más adecuada para conseguir la mejor clasificación posible. Es evidente que, entre los jugadores, las palabras playoff y ascenso comienzan a dibujar tímidas sonrisas de ilusión, más aún cuando se cruzan con algún seguidor rojillo en la calle, pero este sentimiento no se exterioriza en el interior del vestuario.
«Partido a partido, sólo existe el partido del Eldense. El objetivo ya está cumplido, hay que disfrutar de este momento sin presión ni nada que perder, intentar ganar el máximo de partidos y ver para qué nos da al final», deslizan desde las entrañas de Anduva, abrazados al Cholismo para seguir escalando en silencio.
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