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Jesús Fernández Urbina
Miranda de Ebro
Viernes, 14 de marzo 2025, 00:04
Podría ser Emperador o César, pero mejor por lo que pone en la carta d'identitá de Alessio Lisci, entrenador del Club Deportivo Mirandés: Roma. ... O sea romano, con dicho abolengo engloba todo el saber y la enjundia de nuestra civilización. Ellos lo inventaron todo, bueno queda algún cacharro o cohete tecnológico por llegar.
Ese saber del entrenador del equipo jabato está convirtiendo a la ciudad de Miranda en el foco de todas las miradas futboleras en estas últimas semanas. La pequeña ciudad del norte, la del Ebro, la ferroviaria, que parece que va a querer tener a su equipo en Primera.
Con Roma se inventaron el derecho y las leyes. La política y las pasiones. Las carreteras, puentes y demás. También la gastronomía y la moda...y hasta la decadencia. Es más, algunos sugieren que es la culminación de que el ser humano conoció la belleza. Bueno, pues los mirandeses están también en ello. Lo están tocando con sus dedos y no se reconoce la cara que se refleja en el espejo: FELICIDAD.
Y todo gracias a un joven italiano que con la veintena apareció por tierras mediterráneas para aprender a entrenar a las categorías inferiores del Levante. Más tarde llegó a Miranda, bien fichado por una directiva que tiene buen ojo. La primera temporada fue complicada. Había parte de la grada que ya le negaba comer el turrón (y eso que es experto en jijona). Las lesiones le complicaron la vida y tuvo el apoyo de la directiva no sólo para comer el guirlache sino, además, para seguir un año más. El presi Alfredo de Miguel tendrá parte de culpa.
Es un entrenador táctico, calculador, conocedor del talento joven y maduro. Menos pasional que el fútbol italiano. Educado y generoso, pero si tiene que sacar el genio vaya si lo saca. Y los locos habituales a los entrenamientos me dicen que les machaca bastante. Los deberes para triunfar.
Pues eso. Alessio Lisci conquistará el primer fin de semana del próximo junio Cartagena, como lo hizo el general romano Escipión el Africano en el 209 a. de C. Él lo hará una semana antes de San Juan del Monte, que no es moco de pavo. El próximo año creo que la pasta italiana la va a degustar, por ejemplo en el Monteverde romano. Y ustedes, como premio, tras subir a Primera, preparen un sencillo viaje a Roma. Eso sí, no se queden sólo con la cosa turística y monumental. Vayan a los barrios romanos sin turistas de Prati, Monit, Garbatella o Testaccio, y dense a la pasta, y al espresso con cornetto, y algo de helado. Gloria Romana, gloria Lisci.
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