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Casi tres de cada cuatro transeúntes atendidos el pasado año en la ciudad por el Servicio de Urgencias Sociales, operativo fuera del horario municipal, eran mujeres. Hasta 28 de las 40 personas a las que se prestó asistencia. Además, la mayoría recalaron en Miranda solas. ... Así lo hicieron 25 de ellas; mientras que las otras tres sí que llegaron acompañadas de su pareja.
Pero en ambos casos, la principal carencia a la que hubo que hacer frente fue la falta de un sitio para pernoctar en una ciudad en la que estaban de tránsito. De ahí que el apoyo más habitual que se gestionó fue el alquiler y pago de una pensión para dormir.
Trámite que desde el servicio municipal gestionaron hasta en 33 ocasiones el pasado año -además de reservar una habitación en el albergue juvenil-, debido fundamentalmente a que no existe aún un recurso propio para mujeres transeúntes, como el que hay para hombres.
De hecho, todas las que viajaban solas necesitaron alojamiento. De manera paralela, se facilitó la compra de 4 billetes de tren y autobús, además de dinero para alimentos en otras dos ocasiones; y en una más, para adquirir medicamentos
En total, fueron 40 las personas con las que se interactuó, transeúntes fundamentalmente de nacionalidad española, hasta 32; a los que para completar la estadística hay que sumar 8 extranjeros de paso.
Importante fue igualmente la actividad del Servicio de Urgencias Sociales en la atención a la violencia de género, situaciones por las que las trabajadoras sociales fueron activadas hasta en 36 ocasiones el pasado año (3 menos que en 2021)y se encontraron con mujeres que estaban sufriendo maltrato psicológico en todos los casos y en muchos, hasta 31, también físico.
Se trataba de víctimas mayoritariamente españolas (24 de ellas ), con una edad media de 30 años, y con hijos al cargo (25 tenían descendencia), que tenían problemas, sobre todo, con sus parejas, hasta 17. Otras 7 estaban casadas con sus maltratadores y en 12 de los casos los problemas partían de exparejas. Hombres que, también en su mayoría, eran españoles: un total de 24. El doble que extranjeros, que fueron 12.
Urgencias Sociales también prestó apoyo durante el pasado año a 8 familias, conformadas por 14 hombres y 9 mujeres, con problemas de distinta índole en su núcleo. Concretamente se intervino en cuatro casos con progenitores sin recursos económico que tenían menores y a los que se buscó alojamiento, un intento de suicidio, un desalojo, un caso de violencia intrafamiliar en el que se acompañó a poner una denuncia y uno de apoyo a dos refugiados.
La estadística del servicio también recoge asistencias a personas de la tercera edad, a 8 hombres y 4 mujeres, de unos 78 años de media que reclamaron ayuda porque se habían caído en casa, habían olvidado las llaves, carecían de red social o estaban sumidos en una depresión, fundamentalmente.
No faltaron tampoco intervenciones con menores. Fueron 11 los atendidos, 5 españoles y 6 extranjeros, con una media de edad de doce años. Hubo casos de violencia intrafamiliar, abusos sexuales, por menores conflictivos, bulling y desamparo del menor.
Hace casi dos años (se cumplirán el marzo) que el albergue para mujeres transeúntes está pendiente sólo de que se ejecute una acera perimetral para poder abrir sus puertas. Una intervención que no se espera que lleve más de 3 o 4 días de trabajo y que, desde el Consistorio, está previsto que realice personal municipal de la brigada de obras. Pero, siguen sin fecha, más allá de que ayer mismo el concejal de Servicios Sociales apuntaba a que está planificado para «el primer semestre» del año. De manera paralela, en coordinación con Cáritas, se va a valorar el llevar a cabo una reforma de calado en el albergue masculino.
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