raúl canales
Sábado, 10 de julio 2021, 02:31
Las trabajadoras del Servicio de Atención Ciudadana (SAC) exigen medidas de seguridad urgentes tras las últimas agresiones sufridas. El jueves un sujeto que acudió a las oficinas sin cita previa, al no ser atendido, comenzó a increpar tanto a las empleadas como al resto de ... personas que esperaban su turno, llegando a propinar dos puñetazos en el brazo a una de las funcionarias, a la que tildó en reiteradas ocasiones de «payasa». Ni siquiera la intervención policial logró frenar al individuo, ya que la patrulla tuvo problemas para controlar la situación y acabó formulando una denuncia por desacato a la autoridad.
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Hace unos días se vivió un incidente similar, aunque en esa ocasión la agredida fue una ciudadana que recriminó a un hombre su mala educación con las trabajadoras del SAC. Tras una breve discusión entre ambos, le dio dos bofetadas.
Son los últimos sucesos, pero no los únicos. «Este tipo de comportamientos son relativamente frecuentes, pero se tiende a minimizarlos», aseguran fuentes sindicales, que han remitido un escrito al equipo de gobierno en el que demandan soluciones. La más inmediata, contratar un guardia de seguridad o un policía «como ya hacen todas las administraciones públicas». Por ahora, han decidido atender con la puerta cerrada y abrir solo a las personas que tienen cita previa. «Sabemos que no es lo mejor, porque debemos ser más accesibles a los vecinos, pero es lo único que podemos hacer».
Esta medida drástica reduce el riesgo, pero tampoco lo evita por completo. Sin ir más lejos, una de las personas que tiene turno reservado para el miércoles es la misma que ha protagonizado la última agresión. «¿Qué vamos a hacer cuando entre? Es una situación muy desagradable y que lógicamente da miedo», remarcan.
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La lista de incidentes en el SAC es extensa. Hace poco más de un año tres hombres amedrentaron a una funcionaria y tuvo que intervenir un miembro de la brigada de Obras para que la cosa no fuera a más. Más reciente en el tiempo son los insultos recibidos por una de las personas que atiende en ventanilla y es común que ciudadanos que son invitados a irse tras amenazar y gritar, regresen por la tarde porque saben que solo hay una trabajadora. «Hemos perdido ya la cuenta de las veces que hemos informado por escrito de estos hechos; no se puede seguir haciendo como que no pasa nada», remarcan desde los sindicatos, molestos con la «inacción y falta de interés» de los responsables políticos ante un asunto que afecta a la integridad física de la plantilla.
Aunque el SAC cuenta con un timbre conectado directamente a la Policía Local para los casos más extremos, «por mucho que quieran venir nada más llamarles, si están en la otra punta de la ciudad, ¿cuánto tardan en llegar? Para cuando lo hacen, seguramente ya ha sucedido la agresión», afirman las trabajadoras, que tienen claro que la solución pasa por tener una persona encargada de la seguridad de forma permanente, ya sea un agente municipal o una empresa privada. «Su mera presencia desactiva muchas actitudes agresivas y además puede hacer las funciones de gestionar la fila, lo que también evita discusiones absurdas y permite que el personal de ventanilla se centre en su trabajo».
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En este sentido, consideran «paradójico» que para una sesión plenaria «haya dos policías cuando solo están los concejales y muy pocas personas de público en una sala llena, mientras que en el SAC atiende todas las tardes una compañera completamente sola».
Reforzar la vigilancia no es la única medida que proponen. También creen necesaria una campaña de sensibilización similar a las que se aplican con éxito desde hace tiempo en el sistema sanitario, en las que se deja claro que no se tolerará ninguna falta de respeto hacia el personal.
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Las quejas de la plantilla van más allá y apuntan también a la escasez de efectivos, lo que dificulta una correcta atención al público. «Trabajar en el SAC cada vez se parece más a una cadena de montaje: todo es con urgencia y sin un tiempo mínimo para tomarse una pausa patrulla reflexión, necesaria en algunos de los trámites que nos demandan».
Quejas. La plantilla ha pedido por escrito esta semana al equipo de gobierno una solución. No es la primera vez que lo hacen en el último año.
Agresiones. Además de las dos más recientes, los insultos son frecuentes. En febrero de 2020 un miembro de la brigada de Obras tuvo que intervenir porque tres hombres amenazaron a una empleada del SAC por no darles un certificado.
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