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raúl canales
Lunes, 22 de noviembre 2021, 00:24
El futuro de Montefibre cada vez es más incierto. El inversor necesario para reflotar la planta no llega y el proyecto pierde credibilidad con el ... paso de las semanas. Ya ni siquiera los trabajadores ven viablibidad a una fábrica que lleva años parada y requiere una importante suma de dinero para su transformación a fibra de carbono.
«Estamos hartos de engaños y promesas incumplidas», aseguran los empleados, a los que nuevamente se les adeudan varias nóminas. «El mayor de nuestros miedos es que esta agonía continúe sin que la dirección tome medidas», afirman en un duro comunicado que ellos mismos definen como «un torpedo a la línea de flotación de un viejo buque que ya está más que hundido».
Desde el comité de empresa no hay dudas a la hora de señalar al responsable del declive que sufre la planta: Alfonso Cirera. «Solo hay que tratar un par de veces con él para saber que los negocios con esa persona no van a acabar en nada bueno; es el motivo por el que muchos inversores se echa atrás», afirman en un escrito en el que califican de «soberbio, informal e incompetente» al presidente de Praedium y propietario de la fábrica.
Además de los reiterados incumplimientos por parte de Cirera, la plantilla considera que hay muchos factores que invitan a pensar que la única solución para Montefibre es el cierre definitivo. «Están intentando vender un proyecto con una fibra de carbono creada a partir de un polímero fabricado hace 13 años en una empresa italiana y que todavía no sabemos si vamos a ser capaces de reproducir con las mismas condiciones técnicas». Además, en los últimos años, se ha perdido casi todo el capital humano por el despido o salida voluntaria de personal cualificado que era fundamental para la puesta en marcha de la planta.
A esto se suma que las instalaciones están muy deterioradas «debido al preocupante abandono» al que han sido sometidas, «lo que representa un peligro para la seguridad de toda la ciudad, por los peligrosos productos químicos que se almacenan» y que Montefibre no solo no ha mejorado su realidad financiera desde el proceso concursal sino que ha acumulado más deuda. «Es imposible pensar que esta empresa pueda ser atractiva, con esos números, para cualquier comprador en su sano juicio», remarcan desde el comité.
Para la plantilla, el declive de Montefibre responde a la intención de Cirera de «mercadear» con una fábrica a la que ha dejado morir lentamente. En su opinión, el mejor ejemplo de la falta de interés del dueño en volver a producir es que para replicar el polímero era necesaria una inversión aproximada de 60.000 euros que nunca se ha acometido, a pesar de que Montefibre fue beneficiada con dos planes Reindus de 5 y 11 millones a los que finalmente tuvo que renunciar.
Actualmente la plantilla lleva tres meses sin cobrar y aunque la dirección asegura que en breve les abonará alguna nómina, temen que en diciembre los atrasos se incrementen con las pagas extras. «A los posibles inversores les dicen que queda personal con conocimientos y experiencia en el sector como para arrancar un nuevo proyecto, pero a la vez nos lleva retrasando los pagos desde hace tres años y muchos compañeros se han tenido que ir». Cansados de esta situación, a partir de ahora estudiarán posibles medidas de presión. «Hemos tenido mucho tiempo los ojos vendados y no queríamos ver la inviabilidad del proyecto, pero hemos dejado de creer en el mismo. Sintiéndolo mucho, este sueño ha llegado a su fin», advierten.
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